lunes, 4 de febrero de 2008

1-SIMON BOLIVAR

Biografia de Simon Bolivar..
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, más conocido como Simón Bolívar, (Caracas, 24 de juliode 1783Santa Marta, Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político grancolombiano, una de las figuras más destacadas de la Emancipación Americana frente al Imperio español junto con el argentino José de San Martín. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar ser "El hombre de las dificultades" en una carta al general Francisco de Paula Santander en 1825.
Participó en la fundación de la
Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas "Hombre de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos algunos de los cuales le han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas, etcétera.
Su padre,
Juan Vicente Bolívar y Ponte como su madre, doña María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a la aristocracia caraqueña y cuando se casaron en el año 1773 había una gran diferencia de edad entre ambos cónyuges. Juan Vicente tenía 47 años en ese momento y Concepción 15 años. Tuvieron cuatro hijos más, tres de ellos mayores que Simón y una menor y, cuyos nombres fueron Juan Vicente, María Antonia, Juana y María del Carmen.
La familia Bolívar provenía de una población llamada
La Puebla de Bolívar en Vizcaya (España), ubicada entonces en la merindad de Marquina, y ya desde los inicios de la colonia sus miembros realizaron acciones destacadas en Venezuela.
El primero de los Bolívar en arribar a
Venezuela fue Simón de Bolívar el cual, junto con su hijo, llegó a Caracas, treinta años después de la fundación de la ciudad, hacia 1589 y por tener el mismo nombre se les distinguió como Simón de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.
Bolívar el Viejo se destacó como Contador Real, por privilegio especial del rey
Felipe II, quien en el título de nombramiento le reitera su amplia confianza como velador de la Real Hacienda, cargo que ejerció tanto él como su hijo, Margarita y Caracas.
Fue además Procurador General de las ciudades de
Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, el Tocuyo y Maracaibo ante la Corte española entre 1590 y 1593, para informar al rey Felipe sobre el estado de la provincia y pedirle ciertas mejoras, exenciones de impuestos y privilegios que facilitaran el desarrollo de la misma.

domingo, 3 de febrero de 2008

2-RAFAEL URDANETA




RAFAEL URDANETA"EL BRILLANTE"

General en Jefe Rafael Urdaneta, nació en Maracaibo, el 24 de octubre de 1788. Cursó estudios latinos en Caracas y Filosofía con los frailes franciscanos en Maracaibo.
En 1804 fue enviado a Bogotá, al cuidado de su tío Don Martín de Urdaneta por quien obtuvo empleo en el Tribunal de Cuentas. En su cargo de Oficial 3º tuvo que atender los asuntos relacionados con los pagos de las tropas acantonadas en el Virreinato, adquiriendo así valiosos conocimientos sobre la administración de personal militar.
Cuando Bogotá declara su independencia el 20 de julio de 1810, Urdaneta es de los primeros en presentarse para ofrecer sus servicios a la causa libertadora. En calidad de Teniente empieza su carrera militar, en el Batallón llamado "Patriotas de Cundinamarca" que comandó Don José Sanz (Diputado por Santa Fe).
En el año de 1811, es ascendido a Capitán y a Sargento Mayor del Batallón 3º de la Unión en abril de 1812. Combate en Popayán, es de los vencedores en la batalla de Palace (1811). En el año de 1812 concurre a cinco batallas campales: San Gil, Charalá, Ventaquemada, Bogotá, Cúcuta. En noviembre de 1812 es ya Teniente Coronel del mismo batallón 3º de la Unión.
Triunfante Bolívar en la acción de Cúcuta (27 de febrero de 1813), escribió al Poder Ejecutivo solicitando la autorización "para continuar nuestra marcha victoriosa y presentarnos delante de las ruinas de la ilustre Caracas". Pero, la falta de comprensión, las intrigas y la indecisión del Gobierno, y muy especialmente la oposición del Coronel Castillo, segundo Jefe, retardan la salida de la expedición proyectada. Basaba el segundo Jefe sus críticas y falta de apoyo, en las pocas fuerzas disponibles y muy principalmente en la creencia de su mayor valer como Jefe Militar.
Finalmente, presentó su renuncia al Gobierno de la Unión; con su ejemplo, otros oficiales opuestos a la Campaña en favor de Venezuela, o simplemente reacios a salir de la Nueva Granada, también renunciaron, llegándose a temer por la suerte de toda la división. La energía de Bolívar se opuso y triunfó "de la envidia de unos y de la cobardía de otros". En ese trance, en aquellos críticos momentos, Urdaneta entra en la Historia al escribir a Bolívar: "General: si con dos hombres basta para liberar la Patria, pronto estoy a acompañar a Ud."
A pesar de la anarquía, de los consejos de Castillo y de la escasez, los razonamientos de Bolívar encontraron apoyo en los gobernantes y obtenida la autorización y los recursos que éstos pudieron enviar; con unos 500 hombres inicia Bolívar su campaña, bautizada luego y con razón, de "Admirable". Urdaneta, quien se había unido en Cúcuta, fue nombrado Mayor General. Por ello, llevará el control de toda la Infantería.
El Ejército marchó dividido en dos columnas, de ellas, la segunda, de retaguardia, al mando de José Félix Ribas. El 23 de mayo de 1813 Bolívar entró en Mérida, ciudad en la cual tomó las decisiones fundamentales de la campaña.
Como primera medida importaba liberar a Trujillo y destruir las fuerzas de Barinas, no sin situarse entre las comunicaciones de éstas y Valencia a fin de impedir su refuerzo.
Conocedor Bolívar de la intención realista de expedicionar sobre Mérida y San Cristóbal, ordenó a Ribas marchar a reunirse con Girardot en Boconó. En tanto éste había batido a los realistas en Agua de Obispos.
Urdaneta encargado de reunir y hacer marchar el material dejado a retaguardia, se reunió con Ribas en Boconó (30 de junio de 1813), de donde siguieron el mismo día hacia la Boca de Monte. Allí supieron que el español Martí avanzaba por el camino de Calderas en la idea de atacar la retaguardia de Bolívar. Ribas resolvió, no sin acordarlo con Urdaneta, contramarchar para combatirlo. El 2 de julio batieron al Jefe español en la "desigual" acción de Niquitao; Urdaneta mandó el centro patriota y con éste avanzó sobre la fuerza realista la que se derrotó luego de casi ocho horas de pelea. Urdaneta se hizo acreedor a que Ribas escribiese: "el Mayor General ciudadano Rafael Urdaneta que mandaba el centro cuya serenidad en medio del fuego es digna de recomendación"…
Libertadas Barinas y Guanare, Urdaneta fue llamado para desempeñar la Jefatura de la vanguardia. De Guanare marchó sobre Araure con órdenes de unirse a Ribas y Girardot. Ribas operaba sobre el español Oberto. Pero, para batirlo debía esperar reunirse con estos dos Jefes. No lo hizo así; alcanzó al enemigo en Los Horcones el 22 de julio y lo derrotó. Urdaneta había llegado al punto de reunión (Araure) el 20 y se movió en dirección de Barquisimeto, tratando de auxiliar a Ribas, al amenazar a Oberto. El 23 en Sarare supo el triunfo de aquél y contramarchó sobre Araure. Bolívar al llegar a esta población decidió ocupar a San Carlos, para lo cual envió a Urdaneta el 25 de julio. San Carlos había sido evacuado por los realistas y los patriotas ya en el centro, se detuvieron a reunirse y acopiar elementos de guerra.
El Coronel español Izquierdo había salido de San Carlos hacia Valencia. Monteverde le ordenó ocupar de nuevo San Carlos. En la imposibilidad de cumplir esta curiosa orden (allí estaba el grueso patriota), Izquierdo el 29 en la noche (10:00 p.m.) supo de la situación de Izquierdo y a las 12 de esa misma noche movió sus tropas sobre los españoles para batirlos antes de que se reforzasen.
La descubierta patriota chocó con el enemigo el 31, en "las alturas que dividen la sabana de los Pegones de la de Tinaquillo". Urdaneta, quien la mandaba, hizo prisioneras a casi todas las avanzadas de Izquierdo y lo maniobró a fin de engancharlo, para dar tiempo a la llegada del grueso. El combate de la caballería patriota contra la infantería realista (que era de la mejor de su ejército) no progresaba, al contrario, Izquierdo en formación cerrada retrocedía rechazando los ataques. Bolívar ordenó entonces que 200 infantes se montasen en la grupa de otros tantos jinetes y que fuesen colocados sobre la retaguardia realista; Urdaneta fue de los Jefes encargados de este movimiento, el cual decidió la acción. Los realistas fueron destruidos.
Monteverde huyó a Puerto Cabello. Sobre el cual se destacaron algunas tropas. Urdaneta siguió a Caracas a donde Bolívar entró el 7 de agosto de 1813.
Había terminado triunfalmente aquella extraordinaria empresa comenzada dentro de tanta intriga y mezquindad. En su preparación, en las marchas y combates ocupó Urdaneta puesto eminente. Señalándose a la atención de Bolívar, cuya amistad jamás perderá y al respeto de los Jefes y Oficiales. Para todos será ejemplo de serenidad y valentía. De los más arduos en el combate y de los más reposados y claros en el consejo.
El 15 de agosto de 1813, Urdaneta marcha con las tropas reorganizadas en Caracas, hacia Valencia, donde el Libertador tomó las medidas convenientes a la consolidación de su triunfo. Entre ellas dispuso estrechar el sitio de Puerto Cabello. Girardot marcha por las Trincheras al Palito. El resto del Ejército al mando de Urdaneta por el camino de San Esteban. El 27 de agosto, Girardot ataca y se apodera de las llamadas Vigía Alta y Vigía Baja. Urdaneta formó sus tropas en la Salina y una compañía fue encargada de tomar el reducto llamado Trincherón, mientras se atacaba el fortín Solano con algunas tropas de Girardot. Unidos las divisiones, se atacó la ciudad por Puente de Afuera. Los realistas hicieron apoyar sus fuegos por los de la escuadra y los patriotas fueron rechazados. Bolívar ordenó a Urdaneta que restableciese el combate llevando la reserva (cuatro compañías granadinas). La ciudad exterior quedó por los patriotas, quienes empezaron el sitio sin disponer de artillería.
Urdaneta recibió órdenes de Bolívar para que se replegase, más, hizo del conocimiento del Libertador "las ventajas de la posición" y Bolívar le ordenó volviese a ocuparla, cosa efectuada rápidamente, gracias a la iniciativa del Mayor General quien había dejado en las bocacalles algunas tropas. En el ejercicio de sus funciones, tocole a Urdaneta dirigir a Monteverde, la honorable propuesta de canje de Jalón por el asesino Zuazola, rechazada por el torpe Monteverde, a quien el Libertador, por mano de Urdaneta le hizo saber su resolución de ejecutar a todos los prisioneros canarios y españoles al saber la muerte del primer prisionero americano.
Llegada la expedición de Salomón, los patriotas levantaron el sitio. Al moverse Monteverde e instalar Bobadilla una vanguardia en Bárbula, muy lejos del grueso realista, y conocido el error por Bolívar, luego de tres días de reconocimiento y ofertas de batalla en el llano de Naguanagua, ordenó el ataque de la altura por tres columnas una de ellas al mando de Urdaneta. El empuje de estas tropas hizo huir a los realistas. Al coronar el cerro, Urdaneta se reunió con Girardot viendo la actitud de las tropas realistas dijo: "Mire usted, compañero, como huyen esos cobardes"! No había terminado de hablar cuando una bala perdida o un tiro dirigido por uno de los fugitivos, le quitó la vida.
Girardot era pariente político de Urdaneta. Su primo hermano Francisco Urdaneta Rivadavia, había contraído matrimonio con doña Manuela Girardot, hermana del héroe.
La acción de Bárbula se completó con la de Las Trincheras. Monteverde se encerró, herido, en Puerto Cabello, donde perdería el mando. Los patriotas continuaron el cerco.
El cinco de octubre de 1813, Urdaneta asciende a Coronel "Vivo y efectivo" con el grado de Brigadier. Vale decir que desempeñaría funciones de General de Brigada.
La situación de las Provincias de Barquisimeto y Coro, decidieron al Libertador a actuar sobre ellas, para lo cual confió a Urdaneta una columna compuesta del Batallón Caracas, una compañía suelta de agricultores de Caracas y un piquete de caballería (también de agricultores), en total sumarían 700 hombres, a los cuales deberían unirse algunas tropas al mando de Teodoro Figueredo y del Comandante Valdez.
Urdaneta marchó hacia San Carlos, donde supo del avance realista sobre Valdez y marchó a socorrerlo, pero Valdez había sido dispersado en Yaritagua, y el enemigo volvió a Barquisimeto. Con pocas tropas, Urdaneta con razón decidió permanecer en el Gamelotal, de donde avisó al Libertador, quien ordenó le esperase. Reunidos marcharon a Cabudare, desde allí Bolívar dispuso atacar el Campamento de Barquisimeto, cuartel que dominaba el camino real y donde estaban la infantería y la artillería enemigas. Sumaban los realistas unos 1.300 hombres, los patriotas eran unos 1.200. A fin de evitar los fuegos de Ceballos, Bolívar inició el ataque llevando sus tropas sobre la espalda española, para lo cual tomó un camino por la derecha. Tomando su dispositivo, frente al enemigo (pues allí desembocó), ordenó un ataque general. La caballería patriota derrotó a los realistas y la persiguió hasta el otro lado de la ciudad. En tanto, las infanterías peleaban duramente. En eso se oyó un toque de retirada, dado sin que lo ordenase ningún oficial, sin que las circunstancias lo impusiesen y una maniobra caprichosa del Coronel Ducaylá, llevaron el desorden a las filas patriotas que se rompieron no obstante los esfuerzos de Bolívar, de Urdaneta y de otros Jefes. Los españoles persiguieron a los fugitivos hasta el río Cabudare, donde los dragones de Rivas Dávila intervinieron.
Urdaneta, por orden de Bolívar quedó en la entrada de la montaña del Altar para reunir los dispersos. La jornada fue desastrosa, perecieron distinguidos oficiales y los españoles fusilaron a muchos prisioneros. Urdaneta quedó hasta el día siguiente en la mañana y luego prosiguió a San Carlos. Bolívar actuó contra las tropas de Salomón y con Rivas lo batió en Vigirima; de aquí retrogradó a San Carlos donde se habían reunido los dispersos de Barquisimeto, en un batallón, que por estar formado con tropas de diferentes cuerpos no recibió nombre especial.
En total, con las tropas de Campo Elías con las llevadas por Coto Paúl, Villapol y otros Oficiales, el Libertador dispuso de 2.000 infantes y 1.000 jinetes. A la tropa batida en Barquisimeto y armada casi toda con lanzas y unas pocas carabinas, Bolívar las arengó especialmente recordándoles su fuga. Además, les hizo saber que no tendrían bandera ni nombre hasta no hacerse digno en el campo de batalla.
El 2 de diciembre se movió el ejército hacia el río Cojedes, Caramacate y Onoto. En la madrugada del 3, supo el Libertador de la marcha del realista Ceballos hacia Araure, por lo cual dispuso marchasen las tropas hacia Agua Blanca y Araure. El 4 de diciembre a las cinco de la tarde acampó frente al pueblo de Araure "en campo raso".
Los españoles ocupaban la "Galera de Araure", dominando el pueblo y el campamento patriota. El cinco, al amanecer, Bolívar ordenó a la vanguardia (mandada por Manrique) previamente reforzada con 200 jinentes, marchase sobre la Galera para averiguar la exacta posición enemiga; el grueso siguió hacia Araure. De allí, conocido el rumbo de los realistas, las divisiones marcharon por el camino real en dirección de la Galera.
Los españoles, al mando de Yáñez y Ceballos, tenían unos 4.000 hombres y diez piezas de artillería. Se habían dispuesto a la entrada de los bosques del Acarigua, con la caballería apoyada en matorrales; al lado de una laguna con la cual habían protegido parte de su frente, estaba la artillería. Manrique avanzó a reconocer y su descubierta atacó a una partida enemiga; el Jefe de vanguardia creyó conveniente sostener a su gente, para lo cual avanzó, descubriendo entonces a un grueso cuerpo de caballería e infantería realistas. Empeñado el combate, el ruido del cañón llegó al pueblo. Urdaneta "subió a escape la Galera y movió la segunda división", la cual en esos momentos descansaba; a pesar de la rapidez del movimiento de esas tropas, el auxilio fue tardío. Manrique perdió casi toda su gente (500), salvándose sólo unos cuantos jinetes.
La acción se iniciaba de manera peligrosa; pero la energía de Bolívar, la situación especial de aquel ejército que se sabía aislado en una región poblada de enemigos, la vista de los compañeros sacrificados, levantaron el espíritu combativo de las tropas, a las cuales dispuso el Libertador en dos líneas y con ellas, marchó sobre los realistas, sin disparar hasta ponerse a tiro de pistola. La primera línea fue llevada al ataque por Urdaneta. Bolívar conservó a su mando los Dragones. A pesar de los tiros realistas, Urdaneta llegó a la distancia deseada y rompió su fuego, al mismo tiempo que ordenaba tomar dos piezas de artillería situadas en las alas del español, por ser "las más mortíferas".
Cinco minutos de bien aprovechado fuego desordenaron a la infantería enemiga, sobre la cual cargaron al arma blanca los patriotas, distinguiéndose el Batallón "Sin Nombre", el cual, armado de lanzas cayó sobre el centro enemigo. Yáñez viendo comprometida la suerte de la batalla, cargó sobre la retaguardia de la primera línea, para envolverla por la derecha. La caballería patriota movida sobre aquélla, por ser compuesta de gente recluta, fue detenida por Yáñez y comenzaba a ceder. En ese instante, Bolívar cargó con la caballería de reserva (Dragones), y los lanceros de Ospino; la columna de Yáñez se detuvo a su vez y lanceada ferozmente, se desordenó. En tanto Urdaneta rápidamente reanimó a la caballería de Barinas y la volvió contra las rotas caballerías de Yáñez, completando la victoria. Los españoles perdieron más de 1.000 muertos. No se dio cuartel.
Tal fue la batalla de Araure, 5 de diciembre de 1813. Ejemplo de acertada dirección del grueso y de la influencia extraordinaria que las fuerzas morales tienen en el combate. Manrique emplea mal su vanguardia, pues se deja enganchar en una pelea completamente desigual. Muy cerca de la línea enemiga no pudo avisar a tiempo. Gracias a Urdaneta, quien alertado por el fuego, dispuso el oportuno movimiento de la segunda división, pudieron salvarse los contados supervivientes. Con su acostumbrada serenidad, el Mayor General lleva la primera línea, reordenándola cuando así lo imponía el efecto del cañón enemigo, hasta una muy corta distancia desde la cual el resultado de su descarga fue tremendo y de inmediato aprovechando para cargar a la bayoneta o lanza en mano.
Bolívar aprecia instantáneamente el peligro gravísimo ocasionado por la acción de Yáñez. Lo carga y desordena y sigue hasta apoderarse de tres piezas de artillería. Urdaneta vuela a la segunda línea, la reanima y cae sobre el resto de la caballería realista, la destroza y derrota. La persecución la hace el Mayor General hasta Guanare de donde envió a García de Sena para Barinas. Urdaneta mereció en esta acción el calificativo de "el más constante y sereno oficial del Ejército".
Bolívar confió al Mayor General el mando del ejército de Occidente previniéndole de tomar disposiciones con vista a ocupar la provincia de Coro. Urdaneta entró a Barquisimeto el 24 de diciembre de 1813. Allí se ocupó de reorganizar sus tropas, batir las partidas enemigas y colectar recursos, los cuales escaseaban en la provincia de Caracas. Por la vía de Carora, previamente ocupada, se movió sobre Coro, derrotando al indio Reyes Vargas en Baragua (11 de enero de 1814). Acampado y cuando las tropas sólo pensaban en batirse hacia el norte, llegaron esa misma noche, comisionados de García de Sena quien le exponía "en pliegos", haberse reducido a la ciudad de Barinas donde esperaba lo sitiasen las fuerzas españolas. Preocupado Urdaneta por la posible pérdida de los llanos, resolvió desistir de la acción sobre Coro y contramarchó, adelantándose él con unos cuantos jinetes. Decisión atinada ya que las operaciones sobre Coro no compensarían la posibilidad realista de dueños de Barinas y San Carlos, amenazar a Valencia cortando a los patriotas. Llegado a Barquisimeto, con la guarnición de la ciudad y algunos socorros, siguió hacia Barinas, llegando el 23 de enero de 1814 cerca de Guanare. Allí supo la inexplicable actitud de García de Sena quien había abandonado la ciudad pretextando salir en busca del enemigo, el cual había entrado en la indefensa población en busca del enemigo, el cual había entrado en la indefensa población y "degollado a sus pocos defensores". Una partida enemiga presentose mientras Urdaneta interrogaba a un oficial escapado del degüello; enviose a reconocerla al Capitán Alcántara con 14 dragones; éste pudo llegar en su seguimiento hasta un "bajo de la sabana" donde estaba una división enemiga que los cargó matando nueve dragones. Era Yáñez quien volvía al centro luego de ocupar Barinas.
Urdaneta llegó el 24 de enero a Ospino y de allí siguió a Barquisimeto. Al jefe de la guarnición de Ospino, le ordenó fortificarse lo mejor posible y esperar el ataque. De Barquisimeto envió en socorro del Comandante José María Rodríguez (defensor de Ospino) al Batallón "Valencia". Las tropas de Rodríguez salieron para reunirse con el "Valencia" y atacados por Yáñez lo rechazaron, en una de las cargas cayó el Jefe español. Los sucesos de Ospino (a cuyo jefe ordenó replegarse a San Carlos), determinaron a Urdaneta a organizarse mejor en Barquisimeto a fin de impedir la fusión de las partidas realistas de Coro y del llano y la misma ciudad. Aparte de volver sobre Ospino y batir las tropas de Yáñez ahora al mando de Calzada.
La grave situación de la provincia, en la cual "solo el territorio ocupado por las tropas podía considerarse como afecto a la República"; los rumores sobre la pérdida de ésta y la imposibilidad de recuperación, exigían de Urdaneta todos los esfuerzos para impedir el soliviantamiento de las tropas, en las cuales, muchos eran partidarios de marchar a Casanare.
Enviado un refuerzo al Libertador, quien con urgencia lo pedía, quedó Urdaneta con 650 hombres y rodeado de enemigos. Noticiosos los patriotas del avance de Ceballos, envió Urdaneta una columna hasta Quíbor, pero Ceballos, prevenido, marchó sobre Barquisimeto, lo atacó y obligó a Urdaneta a retirarse sobre Cabudare, cortándolo de la columna de Quíbor. El Jefe de ella (Meza) amenazado por los españoles retrocedió hasta Trujillo.
Urdaneta con su poquísima gente trató de alcanzar San Carlos, batió varias guerrillas enemigas y por un herido español supo de la llegada de Calzada a San Carlos, por lo cual decidió burlar al cerco español y entrar en la ciudad, cosa que efectuó el 11 de marzo con "insuperable pericia". Combatieron los patriotas, rodeados por Calzada y Ceballos, diariamente. Ante su situación, Urdaneta decidió evacuar San Carlos, para lo cual, el 21 de marzo de 1814 ideó un ataque falso sobre el sur; allí ocurrió el enemigo, mientras con un verdadero ataque, los patriotas pasaron las líneas enemigas por el norte y comenzaron marcha en dirección a Valencia. Con ello escapó numerosa emigración. Por la serranía, rechazando algunos ataques de guerrillas, salieron a Valencia cuyo mando asumió Urdaneta el 27 de marzo, tomando de inmediato las medidas necesarias para resistir el ataque enemigo previsto.
Acopió toda clase de víveres; la escasez de ganados obligó a salar mulas y burros. Mejoró los hospitales, en los que tenía más de 500 heridos y enfermos. Como Ceballos "era el Jefe más lento de los jefes españoles", tuvo Urdaneta la posibilidad de ocuparse de dichos trabajos y de comunicar a Bolívar las novedades ocurridas. Con fecha 26 de marzo de 1814, Bolívar le envía su célebre orden: "Defenderéis a Valencia ciudadano General, hasta morir… perdiéndola se perdería la República…". Contenía la comunicación del Libertador la orden de enviar 200 hombres en auxilio de D’Elhuyar quien mantenía el sitio de Puerto Cabello. Cumplida, sólo quedaron disponibles para defender Valencia unos 400 individuos de tropa y algunos habitantes que se presentaron cual voluntarios. El 29 de marzo de 1814, Ceballos y Calzada con más de 3.500 hombres comenzaron el sitio, reduciéndose los patriotas a sus obras de fortificación en las cuales disponían de 18 piezas de artillería.
Atacados incesantemente, sin agua, por haberse agotado (31 marzo) y en la imposibilidad de llegar al río, Urdaneta previó la posibilidad de un asalto general y dio órdenes de clavar la artillería y de replegarse los defensores al cuartel de ésta, donde se guardaban los pertrechos, con la intención de volarse. El día 2 de abril un terrible ataque enemigo fue rechazado. La situación era casi insostenible, las tropas y habitantes muriendo de sed; reducidos los combatientes por muerte o heridas a menos de la mitad y con poca munición. "Todo anunciaba que el día siguiente sería de desastres para la plaza".
Pero los sitiados ignoraban que en la noche de dos había llegado a las líneas españolas Boves, replegado luego de haber sido puesto en fuga de Mariño en Bocachica y perseguido según creía, muy de cerca, por Bolívar. Allí termináronse los bríos de Ceballos y Calzada, quienes levantaron el campo, mientras Boves seguía hacia el Guárico por el Pao.
Bolívar, quien se había adelantado, llegó a Los Guayos y de allí envió una india a Urdaneta para que le dijese continuara la resistencia; esta mujer llegó cuando ya las tropas realistas se habían retirado. Urdaneta mandó una partida de Oficiales a Bolívar para comunicarle lo sucedido. En la mañana del 3, entró el Libertador a Valencia y después llegaron las tropas de Montilla y las de Mariño. Este recibió el mando de las fuerzas de Occidente con la orden de buscar el enemigo en la dirección de San Carlos. Llevaba las mejores tropas disponibles, cerca de 3.000 hombres, con Bermúdez, Montilla, Sedeño. Por Mayor General, Rafael Urdaneta, cuya presencia en terreno para el bien conocido, podía ser valiosísima al Jefe Oriental. La caballería se había remontado con los caballos cogidos a Boves.
No sólo era conveniente buscar a Cajigal; era necesario sacar el ejército de Valencia, agotada por el sitio. El mando, atribuido a Mariño era idea de Bolívar, para aumentar el prestigio del Jefe oriental y hacerle ver las consideraciones que se le guardaban. Pero Mariño, muy confiado, marchó sin un dispositivo conveniente y con pocas municiones. Por informaciones, obtenidas de un individuo quien se presentó a Mariño, éste creyó a San Carlos evacuada y a Cajigal en retirada hacia el llano. Pese a todas las indicaciones de Urdaneta, Mariño decidió marchar a San Carlos para lo cual se puso a la cabeza de la caballería, ordenando a Urdaneta le siguiese con la infantería. En el paso de Orope, la caballería sufrió el fuego de tropas regulares.
Urdaneta lo hizo notar a Mariño, haciéndole ver el peligro de comprometer una acción, cortos de municiones y de víveres. Mariño, quizás celoso de su autoridad o confiado en su valer personal, decidió seguir, para encontrar al enemigo formado en batalla a la "orilla de la ciudad" (16 de abril). Cajigal le oponía 2.500 hombres bien municionados y frescos. Mariño optó por mantenerse en defensiva, contra toda recomendación. Hacia las cuatro de la tarde la caballería enemiga rompió la derecha del Ejército patriota con una carga y amenazó su retaguardia, mientras la izquierda era atacada a su vez. Los nuestros cedieron y los esfuerzos de Urdaneta para contener la derrota fueron inútiles. Los patriotas no fueron destruidos totalmente gracias a la inacción de Cajigal.
La derrota de El Arao fue funesta en cuanto permitió a Boves rehacerse y a Ceballos y Cajigal reunir las partidas dispersas.
Urdaneta asumió el comando y emprendió la retirada hacia El Tinaco. En el camino supieron que Mariño había escapado gracias a la devoción de un oficial de nombre Calzadilla, quien le llevó al anca del caballo y presentó el pecho por él, hasta caer herido; recogido, siguieron, lllegando al Tinaco al día siguiente. Allí encontraron numeroso parque destruido; sin víveres, Urdaneta siguió hacia "Las Palmeras", donde ardían las cureñas de la abandonada artillería. A poco, de unos conucos, salieron Mariño y Sedeño. Mariño ordenó seguir hacia Valencia. Urdaneta había salvado su responsabilidad al dar justos consejos y su reputación de Jefe, salvando a su vez casi toda la infantería.
La derrota de El Arao obligó al Libertador a suspender sus operaciones sobre Puerto Cabello; regresó a Valencia, donde la llegada de la infantería con Mariño y Urdaneta pareció cosa milagrosa. Procedió Bolívar a concentrar los efectivos disponibles, pues Cajigal se acercaba y la situación imponía nueva batalla.
El 17 de mayo de 1814, salió Bolívar en busca de los realistas; había podido reunir unos 4.500 hombres. El general español, esperaba a Boves y asumió una actitud defensiva.
El Libertador deseaba darle batalla antes de que se efectuara dicha reunión, pero él mismo esperaba a Ribas.
Cajigal estaba en Guataparo a 7 kilómetros de Valencia y ocupaba buenas posiciones. Bolívar se formó frente a los españoles y para provocarlos y hacer que se moviesen, dejó su izquierda expuesta. Cajigal trató entonces de envolver a los patriotas con su caballería, pero una maniobra de los patriotas previno el movimiento de los realistas, quienes se desconcertaron y limitaron su ataque a tiros de cañón y a un empeño de sus cazadores sobre la derecha patriota, donde Bermúdez los rechazó. Siguió una fuerte lluvia y para prevenir cualquier iniciativa realista, oficiales republicanos provocaron entre las líneas, combates singulares. El 18, el ejército desenganchó volviendo a Valencia, donde Ribas aportó 600 soldados. Conocedor Cajigal de la llegada de Ribas, retrocedió el 20 y se instaló en las ondulaciones que limitan el sur de la sabana de Carabobo. En esas circunstancias, Urdaneta fue avisado del paso de una columna como de 200 hombres por el camino de San Diego. Descubrió que eran soldados de Oriente desertados. Destacó sobre ellos caballería y se dio la alarma por si otras tropas estaban dispuestas a seguir tan nefasto ejemplo.
Alcanzada aquella gente, fueron castigados con la muerte los cabecillas y un soldado de cada cinco. El 25 de mayo los patriotas salieron hacia Carabobo, durmieron en Tocuyito y al día siguiente estaban frente al enemigo. Durante la tarde y en la noche, una lluvia fuerte y continua obligó a recoger los fusiles y almacenarlos en una casa donde estaba el Cuartel General . Quedaron armadas las avanzadas, y Jefes y Oficiales, con la caballería, hicieron guardia hasta el día siguiente cuando se repartió el armamento.
Cajigal había colocado su izquierda (de caballería) apoyada en un bosque y en una elevación donde dispuso 200 cazadores y un cañón. El centro lo formaban dos Regimientos: "Sagunto" y "Numancia" con cinco piezas de artillería. La derecha la formaba el resto de la caballería y otros tantos infantes. En reserva el regimiento de Granada y algunas tropas de Coro. Estaba a caballo sobre el camino real, con el frente hacia Valencia. Apoyado en ondulaciones y bosque: el terreno para abordarlo era plano. Su caballería se inflexionaba hacia adelante como en tenazas. Tenía 6.000 hombres.
El 28 de mayo los patriotas (5.000) se formaron frente a los realistas, en dos líneas. La primera, al mando de Urdaneta, comprendía las divisiones Valdez, Florencio Palacios y Bermúdez. Así se colocaron, de izquierda a derecha. En sus extremos un escuadrón de caballería y dos piezas de cañón. A una distancia conveniente formó la segunda línea, con el grueso de la caballería en el centro y las divisiones de jalón a la izquierda y de Leandro Palacios a la derecha.
A las doce y media comenzó el avance patriota, con fuego marchando. La caballería enemiga cargó la derecha independiente, arrollando al escuadrón de carabineros, pero recibidos por el fuego de Leandro Palacios y fusiladas por la espalda desde el extremo de la primera línea, pasó por entre las dos filas patriotas amenazando la retaguardia de la primera línea, mientras una columna desprendida de aquel grueso, en un ataque de mayor amplitud trataba de llegar sobre la espalda de Jalón.
Visto por Bolívar el efecto de los fuegos, lanzó su caballería sobre la realista, ésta huyó, cayendo sobre la izquierda española desordenándola. Urdaneta, quien había continuado su avance, dispuso cargar a la bayoneta, rompiendo el centro enemigo. Cajigal trató de contener el avance dando el Granada, pero éste, atacado por Bermúdez y Valdez, retrocedió, mientras la caballería realista y la infantería de la derecha huían. Urdaneta empujó la persecución hasta la sabana de Taguanes, donde se detuvo, pues sólo habíanle seguido Montilla, Jugo y unos cuantos oficiales. De Tinaquillo, ordenó Bolívar que Urdaneta siguiese en persecución de Cajigal. Mientras él regresaba a Valencia.
Siguió el Mayor General, la vía de Barquisimeto, hacia donde suponían había huido el General español. En San Carlos dejó al Comandante Rodríguez para asegurar sus comunicaciones con Bolívar y con 600 hombres continuó a Barquisimeto y las partidas realistas. Regresó luego a Barquisimeto y salió la pérdida de la primera acción de Barquisimeto", como la población sufría por las crueldades realistas prefería perecer junto con las tropas, pero causando a éstas peligros y retardos de toda clase.
En Araure le llegaron las fatales noticias de la derrota de La Puerta, con la retirada de Bolívar a Caracas y el avance de Boves. Estas le decidieron volver a San Carlos en busca de información y de órdenes. Combatiendo algunas guerrillas avanzó hasta Camoruco donde impuso a la emigración marcharse por el camino empleado por Urdaneta en el otro sitio, mientras con su pequeña fuerza tomaba el camino real. Rechazado todo intento realista, entró en la ciudad donde se le reunió la emigración.
La situación era gravísima. En la imposibilidad de permanecer allí o de ser útiles en Valencia (que se sabía sitiada), resolvió Urdaneta, no sin oír las opiniones en una junta de guerra, retirarse hacia El Tocuyo, "donde tendrían la ventaja de no haber enemigos a la espalda, pues que Trujillo permanecía tranquilo".
Al sufrimiento moral ocasionado por las noticias, por abandonar el centro, separarse de Bolívar cuya suerte no se conocía, añadíanse graves problemas materiales: poca gente (Rodríguez había sido llamado a Valencia), pocas municiones y pocos víveres, la emigración. Con ésta toda marcha rápida para evitar el enganche con los realistas se imposibilitaba. Tomó, pues, Urdaneta, la responsabilidad de dejarla en San Carlos donde podría esperar alguna clemencia. Los hombres marcharían con él; "mujeres y niños quedarían bajo la protección del Todopoderoso". Apunta Urdaneta en sus memorias que tres mujeres, vestidas de hombre se metieron en las filas. "Estas fueron Josefa Camejo, cuyo marido estaba allí; la hermana de los Capitanes Canelones y la mujer de un tal Valbuena, llamada Josefa Tinoco: siguieron hasta el reino". Púsose en marcha hacia Trujillo (de donde se había movido hacia adelante el jefe patriota Meza), utilizando los bosques, pues el realista Ramos que trataba de impedirle el paso sólo tenía caballería; en los alrededores de Camoruco tuvo la alegría de reunirse con Meza; pasaron el río en Paso de Cojedes y al siguiente día llegaron a Cabudare. Ceballos no quiso combatir a los patriotas y se retiró a Bobare. Pudo entrar Urdaneta a Barquisimeto sin combatir. Siguió a Cerritos Blancos y luego a Quíbor y a El Tocuyo, donde la columna (1.000) hombres), descansó.
En El Tocuyo se le reunieron las tropas del Comandante José María Rodríguez, aquel quien llamado de San Carlos a Valencia había atendido a la orden y con su impedimenta marchado, dispuesto a entrar en la ciudad. Impedido por los ataques realistas, se retiró por Nirgua, San Felipe y Barquisimeto, no sin combatir incesantemente. Rodríguez había muerto peleando el día anterior y el mando lo tenía el Comandante Vicente Landaeta, traía 46 hombres!… Supo así Urdaneta, los desastres, la retirada a Oriente, la pérdida de Valencia… Ya sin ninguna esperanza, determinó marchar a la Nueva Granada. Llegó a Trujillo, desde la cual, el 27 de julio de 1814 escribió al Presidente del Congreso Supremo de la Nueva Granada explicándole la situación y sus intenciones.
De Trujillo pasó a Mérida, allí aumentó sus tropas con las pocas provenientes de Barinas; en ellas venía el Capitán José Antonio Páez. Sostuvo con varia fortuna algunos encuentros. La presión de Calzada lo obligó a marchar hacia Cúcuta con una "inmensa emigración". Esta llegó al Rosario de Cúcuta el 27 de septiembre. Urdaneta con el ejército había quedado en Táriba. En San Antonio ordenó la marcha a Casanare de los oficiales que encuadrarían el ejército a formarse.
Urdaneta ya a las órdenes del Gobierno granadino, marchó a Cundinamarca. En tanto Bolívar había llegado a la Nueva Granada y el 27 de noviembre de 1814 escribió a Urdaneta notificándole haber sido nombrado General en Jefe de todas las fuerzas y ordenándole marcharse hacia la capital. Las tropas cuando supieron las noticias de Bolívar se movieron sin órdenes hacia Pamplona donde se encontraba el Libertador. Urdaneta tuvo que aceptar aquella singular iniciativa y marchó luego hacia la ciudad donde se abrazó con Bolívar. Este, en la tarde, agradeció a las tropas la demostración hecha, pero les recordó la necesidad de ser fieles a la disciplina. Al día siguiente siguieron a Tunja. De aquí, abrieron operaciones sobre Bogotá, la cual tomaron el 12 de diciembre; sometiéndose los alzados al Gobierno Central. El 5 de enero de 1815, Urdaneta asciende a General de División.
Destinado a cubrir las fronteras en la zona de Cúcuta, en esas funciones permanece hasta la llegada de Morillo, cuando es enviado a Casanare (marzo de 1816).
En Casanare luego del efímero mando de Santander, todas las voluntades se reúnen alrededor de Páez. A su lado Urdaneta combate en el Yagual, a donde llevó la vanguardia y combatió con eficacia y grande valentía, tantas como para merecer elogios de Páez.
Urdaneta hace la vida del llanero y con tres escuadrones de ellos desde San Fernando, mandó un reconocimiento exitoso sobre Barinas. Cumplida esta misión resolvió Urdaneta ir a reunirse con Bolívar de quien decíase estaba en Barcelona. Motivos de muy diversa índole aconsejaban a Urdaneta la partida. Su grado de General de Division; el haber sido propuesto el inicio de la campaña para Jefe del Ejército; las intrigas y envidias y hasta un atentado cometido por algunos soldados, del cual salió bien gracias a la oportuna ayuda de Aramendi y muy especialmente su deseo de ponerse a las órdenes de Bolívar.
Viajó por el Meta, el Orinoco y la Guayana hasta Caicara y de allí pasó al "pueblecito de Caura"; donde se reunió con Arismendi quien regresaba a Barcelona. Atravesaron el Orinoco, llegando a San Diego de Cabrutica donde se reunieron con Zaraza quien los llevó hasta el hato de Punche; allí se encontraron con Mariño. Este enviaba un rebaño de trescientas reses a Barcelona, cosa que aprovecharon Urdaneta y sus Oficiales así como algunos "desterrados" provenientes de las filas de Piar. Urdaneta, por haberse negado a seguir viaje el Comandante Sotillo, se encargó con sus oficiales de llevar el ganado. Finalmente pudo entrar a Barcelona con cien reses. Reunido con Bolívar, apoyó el proyecto de éste de salir hacia Guayana.
En El Carito, Mariño le da el mando de una división (mando no asumido), y contra su voluntad y principios se ve envuelto en las intrigas e indisciplina de aquellas fuerzas, donde los jefes se disputaban el mando para desesperación de quienes creían que la Patria debía pasar primero. Las noticias difundidas de que Bolívar había sido asesinado, movieron a Justo Briceño (éste en Bogotá recibiría en su casa a Santander en aquel famoso setiembre!) y al Coronel Salcedo, a entrar en la casa de Urdaneta para sacar de ella al Comandante Rafael Jugo (de quien se decía había organizado el asesinato de Bolívar) y matarlo. Se opuso el General diciendo que en todo caso debían matarlo también a él…
Urdaneta expuso el peligro de abandonar a Freites e instó a marchar en su ayuda. Nada pudo convencerlos. Sólo, ya cuando el ejército se deshacía, por las intrigas, consiente Mariño en darle un batallón y Monagas 200 jinetes; pero era tarde, en Aragua de Barcelona encontraron al Teniente Raimundo Freites y a unos pocos, quienes resultaron ser los únicos escapados a las bayonetas españolas. En Santa Ana, Urdaneta siguió con unos 12 soldados hacia San Francisco (de Cumanacoa) mientras Mariño marchaba sobre Cumaná. En aquel pueblo, Antonio José de Sucre le entrega dos batallones y Urdaneta lo emplea cual Jefe de Estado Mayor. Desconoce Urdaneta los acuerdos de Cariaco y pudo convencer a la mayoría de los oficiales de seguirlo hacia el Orinoco para reunirse con Bolívar.
Mariño intentó convencer a Urdaneta para lo cual lo buscó en Guanaguana, pero Urdaneta lo rechazó y continuó viaje a Maturín hacia donde había dirigido a los Oficiales.
Pasó el Orinoco más abajo de Angostura y pasado el río "la primera persona que Urdaneta encontró fue el General Piar ya sin mando". Cruzose así el corazón tranquilo de Urdaneta quien por Bolívar había padecido los mayores sufrimientos, los fríos y los calores y las maquinaciones de la envidia, con aquel Jefe ilustre ya roído por la enemistad y azuzado por la ambición. Esta no le dejaba ver la realidad, sus limitaciones, el peligro para el país. En fin, estaba renunciando a lo que era: General en Jefe, tras la sombra de un imposible mando civil y militar.
Reuniose Urdaneta con Bermúdez y pudo entrar con las tropas victoriosas a la ciudad abandonada. La actitud de Piar impuso a Bolívar el empleo de medidas destinadas a reforzar su autoridad y la disciplina; entre ellas se dio a Urdaneta el mando de la división "Piar", en Guayana la vieja. Luego fue enviado al Apure y al Arauca para llevar instrucciones a Páez.
Volvió a Angostura y en el pueblo de La Piedra, encontró al Libertador, quien le ordenó continuase viaje y regresara inmediatamente. Asiste a la junta de San Pablo cerca de Ortiz, donde opinó porque se consolidase la posesión de los llanos. Prevaleció la de seguir a los Valles de Aragua. Fue nombrado por Bolívar, en La Victoria, Gobernador de la Provincia de Caracas.
Supo de la derrota de La Cabrera (14 de marzo de 1818), la cual comunicó a Bolívar en El Consejo. Hace la retirada, no sin expresar al Libertador sus temores de pérdida del Ejército y de que mejor era arriesgar batalla. Al pasar la Quebrada de Semen las tropas fueron dispuestas en una planicie de buen tamaño; a poco llegó el enemigo y el 16 de marzo de 1818 se combate encarnizadamente, la ventaja era de los patriotas, pues herido Morillo no podía ejercer el mando y sus tropas empezaban a retroceder, los patriotas persiguiéndolos se desordenaron. Un cuerpo fresco realista (tropas de Calzada) alcanzó en ese momento el campo de batalla, se lanzó sobre los patriotas y permitió rehacerse a los que ya huían. "La explosión de unos cajones de pólvora" determinó un pánico en la caballería patriota y la batalla se perdió. Salvose gran parte de las tropas pero quedó dispersa.
Urdaneta pasó de los llanos del Guárico a San Fernando y de allí fue enviado a Cumaná donde medió en las disputas de Mariño y Bermúdez.
Más tarde fue encargado de la Jefatura del Estado Mayor. En tal calidad marchó con Bolívar al Apure. Fue de los Diputados al Congreso. Luego con el debido permiso, fue enviado a Margarita a encargarse de los voluntarios extranjeros.
Allí debió desempeñarse entre los obstáculos opuestos por Arismendi y Gómez a la salida de tropas y a las desmedidas peticiones de los legionarios. Llegose al extremo de tener que ordenar la prisión de Arismendi y su remisión a Angostura. Pero todas las medidas tomadas no fueron suficientes para reunir las tropas a tiempo para la proyectada expedición de Bolívar.
De Margarita pasó con 500 hombres a Barcelona, en donde los ingleses e emborracharon y sólo Urdaneta con unos 150 alemanes y unos cuantos criollos pudo imponer el orden. Decidió reembarcarse y fue hasta el Puerto de Bordones donde se le unió el Coronel Montes y efectuaron algunas intentonas contra las fortificaciones de Cumaná. De allí marchó a Maturín, donde se enteró de la Vice-Presidencia de Arismendi y entregó sus tropas a Mariño. Pasó en seguida a Guayana, y siguió por el río en el cual se cruzó con Bolívar victorioso.
El Libertador al saberlo le envió el nombramiento de Jefe de "La Guardia" (8 de setiembre de 1819)
Urdaneta recibe instrucciones de operar sobre Maracaibo para lo cual el 1º de enero de 1820 pasó al Arauca, siguió por la Cordillera y marchó por Chita hacia Pamplona. Cerca de Cúcuta encontró en retirada a las tropas adelantadas hacia San Cristóbal y supo que La Torre estaba en los alrededores de La Grita.
Reunió esas fuerzas y marchó contra los españoles a quienes empujó hasta el otro lado del Chama. Llegado Bolívar a San Cristóbal, le ordenó observarse a La Torre y sostuviese la línea San Cristóbal, Táriba, Lobatera.
Comisionado por Bolívar para buscar parque en Achaguas (3.000 fusiles, etc.), desempeñó la comisión, regresando además con dos batallones. Los meses siguientes los pasó reforzando sus tropas.
Tomó parte en la negociaciones previas al armisticio. Tuvo la suerte de recuperar para Venezuela la Provincia de Maracaibo, la cual con su Jefe, el venezolano Don Francisco Delgado se pronunció por los patriotas. Roto el armisticio, fue enviado a organizar una división en Maracaibo, para actuar sobre Coro y concurrir a la concentración que el Libertador encaraba efectuar en San Carlos para dar batalla decisiva.
Al efecto marchó de Maracaibo el 1º de mayo de 1821; pasó el Lago, destruyó a los realistas de Camarigure y de San Félix. Siguió sobre Coro por Casigua. Alcanzó Mitare el 9 de mayo. A Coro el 11. El 25 recibió instrucciones del Libertador fechadas en Barinas el 14 de mayo, donde se le decía buscara la reunión por Guanare o si los realistas se interponía, se juntase con Cruz Carrillo y efectuase las operaciones que creyese convenientes.
Urdaneta se movió sobre Carora el 28 de mayo. Antes había nombrado al Coronel Escalona (quien después de siete años de esconderse en Caracas, con el armisticio pudo salir a Curazao y llegar a Coro), Gobernador de la Provincia. En El Pedregal incorporó al Batallón "Rifles" y llegó el 13 de junio a Barquisimeto. El 16 de junio de 1821, la división (2.000) se reunió en San Carlos. Pero su Jefe, en Carora debió darle el mando al Coronel Rangel. Parte del itinerario lo había recorrido Urdaneta sufriendo los más grandes dolores. Sobrepúsose, pues quería y con razón, cumplir las órdenes del Libertador de la manera más satisfactoria, pero en Carora se le hizo imposible continuar la marcha (había recorrido unos 400 kms.) cuyo total sería, hasta San Carlos, 590 kilómetros. Las tropas que efectuaron esta marcha, la iniciaron con todo lo necesario a la pobreza y hostilidad de la zona que deberían atravesar. Además, los batallones salieron completos, bien instruidos y vestidos. Con una reserva de raciones y vestuario. Llevó también 50.000 tiros fuera de dotación y 12.000 piedras de chispa.
La fuerza llevada por Urdaneta muestra su capacidad administrativa, sus dotes de organización y el éxito de la marcha su capacidad de Jefe. No pudo asistir a la Segunda de Carabobo; pero sus servicios habían sido tan eminentes que Bolívar el 6 de junio de 1821 pidió su ascenso a General en Jefe.
Se le autorizó a tomar de las cajas todo lo necesario a su curación y sin esperar a que lo estuviere se le dio el mando de la frontera de Cúcuta y luego el de la expedición que se pensaba enviar a Panamá. Nombrósele luego Gobernador de Cundinamarca.
En setiembre de 1822 fue enviado de nuevo a Cúcuta, pues Morales actuaba sobre Maracaibo.
En 1823, fue electo Senador por su provincia natal y ocupó la Presidencia del Senado de Colombia. No satisfecho con estos servicios, pidió al Libertador se le destinase al Ejército del Sur lo cual no le fue concedido, pues la República lo necesitaba más en el cargo que desempeñaba. El año 1824, fue nombrado intendente del Zulia, donde ejerció un mando ejemplar y progresista.
Conocedor de las intrigas contra el Libertador y su obra, toma posición, no distinta de la que siempre tuvo. Lealtad y franqueza distinguen no sólo su conducta, sino su correspondencia. A Páez reprocha su olvido de los intereses de la Patria. A Bolívar previene de las ambiciones de Santander.
El año de 1928 desempeña la Secretaría de Guerra y le toca presidir el Tribunal que debió juzgar a los asesinos de setiembre.
En la sentencia contra Santander decía: "Que como ciudadano de Colombia y mucho más como General de la República no sólo ha cumplido con sus primeros deberes de haber impedido la conspiración y asesino premeditado contra el Jefe Supremo de la Nación, sino que se tramaba el horrendo designio de asesinar en Soacha al Libertador"… "En esta virtud se declara que el General Francisco de Paula Santander, se halla incurso en la calificación que comprende el segundo inciso del artículo 4 de este último decreto a la pena de muerte y confiscación de bienes a favor del Estado, previa degradación de su empleo, conforme a Ordenanza, consultándose esta sentencia para su aprobación y reforma con S.E. el Libertador Presidente".
Urdaneta actuó cargando "con cuanto de odioso tienen las dos conspiraciones, creyendo que un ejemplar castigo daría la paz a Colombia"… "Más, todo ha sido vano y mi trabajo se ha perdido; se han fusilado cuatro miserables"…
Urdaneta creyó en la culpabilidad de Santander y no fue partidario del indulto, pues vio en él la ruina de Colombia. Ya en el año 1830 se esfuerza en conservar la unidad de la República. Pero temeroso de la guerra civil recomendó al Libertador, en Fucha, que antes de irse, decretarse la separación. Pero el Libertador, resolvió dejar dicho asunto al Congreso. !Pasó entonces Urdaneta como sospechoso!.






La reacción contra los amigos de Bolívar no perdonaría a Urdaneta su lealtad y desvelos. Renunció por ello a la Comandancia de Armas y salió con su familia. Las revueltas sucedidas lo llevaron a proponer se llamase a Bolívar, pero sólo con carácter de General. Pero la renuncia de Mosquera y el deseo de los vecinos de Bogotá y de las tropas le encargaron del Gobierno y de que llamase al Libertador.
Muerto Bolívar, Urdaneta propuso se convocase al pueblo para decidir sobre el Gobierno y renunció al mando. Celebró en Apulo una entrevista con el vicepresidente Caicedo y firmaron un acuerdo. Allí mismo pidió Urdaneta pasaporte. Escaparía al asesinato milagrosamente. Dirigiose a Santa Marta.
Venezuela le cerraría sus puertas. Mucho más tarde, después de haber perdido sus pocos dineros en el exilio, se le permitiría vivir en la provincia de Coro. Allí tuvo la satisfacción de que se le eligiese representante al Congreso. Fue Ministro en el Gabinete de Soublette. Cumpliría comisión en Angostura a la muerte de Heres y finalmente, enviado a España como representante de la República, para las ratificaciones del Tratado de Paz y se enferma gravemente de un cálculo renal y moriría en París el 23 de agosto de 1845, rogándole a sus hijos que devolvieran los viáticos que le fueron dados por no haber cumplido cabalmente su misión.
Urdaneta fue el General que con excepción de Bolívar recorrió más el territorio nacional, con las armas de la República.
Era enemigo de la anarquía y veía con horror los caminos seguidos por quienes desmembraron a Colombia.
Como Jefe militar es muy completo: sereno en el fuego. Con sus dotes de táctica y de estrategia que se pueden apreciar en sus campañas y combates.
Es sobre todo, un hombre de principios y de firmes resoluciones.
Para la historia militar, la marcha hacia San Carlos cuando la preparación del segundo Carabobo; la retirada hacia la frontera el año 14 y los consejos en la campaña de 1818 justifican los laureles y el Generalato en Jefe.
Algunos historiadores han criticado la actuación de Urdaneta el año de 1830. Parecen olvidar algo casi excepcional en la época: el Presidente de Colombia encontró, para ella y para él, una solución posible según la Ley.
En fin, Urdaneta es una de las más interesantes y grandes figuras de nuestra historia. Y fue de los pocos, capaces de comprender el valor histórico real de la concepción bolivariana.

3-ANTONIO JOSE DE SUCRE"EL ABEL DE AMERICA"

BIOGRAFIA DE EL MARICAL ANTONIO JOSE DE SUCRE..

Antonio José de Sucre, considerado el militar más completo de todos los próceres, participó desde muy joven en la gesta emancipadora de Hispanoamérica. Su conducción en la batalla de Ayacucho fue de las más brillantes de la guerra y le valió el título de Gran Mariscal de Ayacucho.
Antonio José de Sucre nació en Cumaná, hoy estado Sucre, el 3 de febrero de 1795. General en Jefe del Ejército de Venezuela, Colombia y Ecuador. Gran Mariscal de Ayacucho. Presidente de Bolivia. Político y estadista. Hijo del Teniente Vicente de Sucre y Urbaneja y de María Manuela de Alcalá.
Es considerado como el militar más completo y cabal de los próceres de la independencia suramericana. Fue un paradigma en el estricto cumplimiento de su deber; era inflexible, duro y justo. Sus antecesores fueron, casi todos, militares. Su madre murió cuando él tenía 7 años. En su adolescencia fue enviado a Caracas, al cuidado de su padrino, el arcediano de la Catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para iniciar estudios de Ingeniería Militar en la Escuela de José Mires.
En 1809, se integró junto con su hermano Pedro y otros jóvenes, como cadete de la Compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná. En 1810, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el empleo de Subteniente de Milicias Regladas de Infantería. Este grado fue ratificado por la Junta Suprema de Caracas el 6 de agosto de ese año.
En 1811, desempeña en Margarita el cargo de Comandante de Ingenieros. El 31 de julio de ese año recibió el despacho de Teniente. En 1812, se halla en Barcelona en calidad de Comandante de Artillería, allí junto con otros notables ciudadanos firmó el acta de la junta de guerra que se reunió para resolver lo concerniente a la seguridad de la República, a raíz de los acontecimientos sucedidos en Caracas por la ofensiva de Domingo de Monteverde.
En 1813, figura entre el grupo de los Libertadores de Oriente y bajo las órdenes del general Santiago Mariño participa en las operaciones por la liberación del Oriente venezolano.
En 1814, como Edecán del General Mariño, asiste a la conjunción de las fuerzas del Oriente con las de Occidente en los valles de Aragua. En ese mismo año, sus hermanos Pedro, Vicente y Magdalena perecen a manos de los realistas. No menos de 14 parientes cercanos suyos caen durante el transcurso de la guerra de Independencia.
En 1815, tras combatir bajo las órdenes del General José Francisco Bermúdez en Maturín, pasa a Margarita y, escapando del General Pablo Morillo, sigue a las Antillas y Cartagena. En 1816, Mariño lo nombra Jefe de su Estado Mayor y lo asciende a Coronel. Este mismo jefe lo designa en 1817, Comandante de la Provincia de Cumaná.
El 17 de septiembre de 1817, Sucre recibió de Bolívar la designación de Gobernador de la Antigua Guayana y Comandante General del Bajo Orinoco; y también el encargo de organizar un batallón con el nombre de Orinoco.
La gesta emancipadora americana
Empezaba así, su carrera de gobierno en la cual desempeñaría varios cargos de la administración civil, hasta ser Presidente de la República de Bolivia. El 7 de octubre de 1817, recibió el nombramiento de Jefe de Estado Mayor de la División de la Provincia de Cumaná, bajo las órdenes del General Bermúdez.
En agosto de 1819, fue ascendido a General de Brigada por el Vicepresidente de Venezuela, Francisco Antonio Zea; grado que será ratificado por Bolívar el 16 de febrero de 1820. Viaja a las Antillas para adquirir material de guerra, y ejerce interinamente la cartera de Guerra y Marina. Fue uno de los comisionados para concertar los Tratados de Trujillo sobre armisticio y regularización de la guerra que, en noviembre de 1820, suscribieron los Generales Bolívar y Pablo Morillo. Bolívar dirá que este instrumento regularizador representa ."el más bello monumento a la piedad aplicada a la guerra".
El 11 de enero de 1821, fue nombrado en Bogotá Comandante del Ejército del Sur, en reemplazo del General Manuel Valdés; fuerza que desde 1920 operaba en Popeyán y Pasto.
El 6 de abril de ese año, Sucre llega a Guayaquil y al presentarse ante la Junta de Gobierno, expuso la idea de la unión de la provincia con Colombia. El 15 del mismo mes, fue firmado el tratado que estipulaba que Guayaquil mantendría su soberanía pero bajo la protección de Colombia. En aquella oportunidad Sucre quedó facultado para abrir la campaña contra los realistas, y con tal motivo, Guayaquil le ofreció todos los recursos disponibles.
Diversos sucesos impiden la unión efectiva de Guayaquil a Colombia, en virtud de las aspiraciones peruanas. Sucre logra que, ante todo, la lucha se concentre contra el enemigo español. Despliega un efectivo plan estratégico, y el 24 de mayo de 1822 libra la batalla de Pichincha, que conduce a la capitulación del mariscal realista Aymerich y la incorporación del territorio ecuatoriano a la Gran Colombia.
Bolívar lo asciende a general de División y lo nombra Intendente del departamento de Quito. En el cargo desarrolla una positiva obra de progreso; funda la Corte de Justicia de Cuenca y en Quito funda el primer periódico republicano de la época: El Monitor. Instala en esa ciudad la Sociedad Económica. Se interesó por la educación, y elevó en Cuenca el número de escuelas de 7 a 20.
A comienzos de 1823, el Perú llama a Simón Bolívar para que se haga cargo de la empresa libertadora, pero ante la imposibilidad de viajar de inmediato, designó a Sucre y lo proveyó de las credenciales para las comisiones que debía cumplir en el Perú. El 10 de mayo de ese año, Sucre llegó a Lima y al día siguiente presentó credenciales, en momentos cuando el Perú hacía frente a una situación muy embarazosa, consecuencia de la inestabilidad política y del reciente fracaso militar de los republicanos. El 30 de mayo recibió Sucre el nombramiento de Comandante del Ejército Unido, y el 21 de julio fue proclamado Jefe Supremo Militar, cargo aceptado por Sucre con la condición de ejercerlo solamente en el teatro de guerra. La campaña no tiene éxito y Sucre regresa a Lima.
El 1 de septiembre llegó Bolívar al Perú, y desde el mismo día contó con la cooperación de Sucre. En su condición de Comandante General del Ejército Unido participó en las operaciones que condujeron al triunfo de los republicanos en la batalla de Junín del 6 de agosto de 1824, y en las operaciones subsiguientes.
A fines de octubre del 24, desde Cuzco lanzan su ofensiva los realistas contra el Ejército Unido Libertador. Sucre maniobra para evitar tener que librar el combate en condiciones desventajosas y traslada sus fuerzas al campo de Ayacucho donde hace frente a los realistas el 9 de diciembre, con victoria para las armas republicanas, tras la cual los vencidos se entregan mediante una capitulación, concedida por Sucre. Fue la última batalla del proceso emancipador. Bajo las órdenes de Sucre combatió una efectiva representación de la unidad continental en oficiales provenientes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, Guatemala, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Curazao, Puerto Rico y México; además de algunos oriundos de naciones europeas.
El Mariscal de Ayacucho
En 1825, Bolívar redacta y publica su Resumen sucinto de la vida del General Sucre, único trabajo en su género realizado por el Padre de la Patria. Allí, no escatima elogios ante la hazaña culminante de su fiel lugarteniente: "La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina. El General Sucre es el padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del Sol: es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el Imperio de los Incas.".
El Congreso del Perú le confiere el grado de Gran Mariscal de Ayacucho.
A raíz de la victoria de Ayacucho, Sucre entra triunfante en el Cuzco y liberta después las provincias del Alto Perú. En 1825, convoca a los representantes de dichas provincias para reunirse en Asamblea, y con la aquiescencia de Bolívar, ésta decide la creación de Bolivia, nueva República, el 6 de agosto de 1825, de la cual Sucre será elegido como su primer Presidente. Es significativa la obra cumplida por el Mariscal Sucre en Bolivia, especialmente en la organización de la Hacienda Pública y de la Administración general. Se empeñó en promover la libertad de los esclavos y el reparto de tierras a los indios, y sobre todo en beneficio de la educación y la cultura.
En mayo de 1826, dio a Bolivia 13 decretos referentes a la creación de colegios de ciencias y artes, más institutos para huérfanos y huérfanas en todos los departamentos, y el establecimiento de escuelas primarias en todos los cantones de la República.
Pugnas políticas internas y su deseo de contraer matrimonio lo alejan de Bolivia. En 1829, Colombia requiere sus servicios para mandar el ejército que debe enfrentar la ofensiva peruana en el sur del Ecuador. Triunfa en la batalla de Tarquí (27 de febrero de 1829) y ofrece a los vencidos una capitulación, que es modelo de generosa fraternidad americanista, fiel a su lema: "Nuestra justicia era la misma antes y después de la batalla".
En la difícil situación de 1830, se destaca en el quehacer político por su consecuencia hacia la persona y la obra de Bolívar. El Congreso Admirable, reunido en Bogotá, lo elige su Presidente en enero de ese año. En febrero, el mismo cuerpo le encarga una misión conciliadora ante el gobierno de Venezuela. A mediados de marzo, la comisión ha llegado a territorio venezolano, pero por imposición del gobierno de Venezuela tiene que regresar a la Villa del Rosario en Cúcuta, donde se llevan a cabo conversaciones, que no llegan a nada.
Sucre regresa a Bogotá, mientras la situación se agrava y la obra de Bolívar se fragmenta. Cuando va de vuelta a encontrarse con su familia en Quito, el Mariscal Antonio José de Sucre es asesinado a traición, en la montaña de Berruecos en el sur de Colombia, el 4 de junio de 1830. José María Obando fue señalado como autor intelectual y Apolinar Morillo como ejecutor del crimen.
La vida de Antonio José de Sucre fue sin duda, un luchar continuo. Combatía contra las fallas humanas, contra los elementos, contra las distancias. Su preocupación por los servicios, por la eficiencia administrativa, llenó muchas horas de su vida. Fue indoblegable en su actitud vigilante por la probidad. Castigaba sin vacilar los crímenes, vicios y corruptelas, y sobre todo resaltan en Sucre los conceptos del patriotismo americano, del honor, de la gratitud y la lealtad.

sábado, 2 de febrero de 2008

4-GENERALISIMO FRANSICO DE MIRANDA

BIOGRAFIA DE FRANCISCO DE MIRANADA...

Cuando nació Sebastián Francisco de Miranda, el 28 de marzo de 1750, (hijo de Don Sebastián de Miranda y Ravelo, canario, llegado en su temprana juventud a Venezuela, y Francisca Antonia Rodríguez Espinosa, caraqueña hija de caraqueños), su ciudad natal, estaba muy lejos de ser una ciudad pequeña y tranquila medio aislada del mundo. En plena era colonial, la población bullía dividida desde muchos puntos de vista, no sólo el racial, sino hasta por la procedencia. Así entre los blancos los había peninsulares, blancos criollos y blancos "de orilla".Los peninsulares eran los nativos de la península Ibérica, orgullosos y vanidosos que se creían blancos puros nada más que por razones de ubicación geográfica, siendo la realidad que los españoles eran y son un pueblo mestizo, crisol mezcla de muchísimas sangres decantado a lo largo de no mucho tiempo. Eso sí, enemigos del trabajo. Los blancos criollos eran los hijos de los peninsulares nacidos en nuestra América y aunque el régimen colonial no les permitía acceder a grandes cargos políticos (que se reservaban para los peninsulares), eran ricos pues heredaron de sus padres el fruto de la explotación inmisericorde de la riqueza de América y entre nosotros de la explotación agrícola con los indígenas y los negros actuando como esclavos en el cultivo del cacao, café, añil y otros productos. Como era de esperarse, tampoco los criollos eran afectos al trabajo, pues las herencias de sus padres les libraba de tal necesidad. Es más, consideraban la riqueza proveniente del trabajo como algo deshonroso, algo que necesitaban quienes no tenían estirpe. Los blancos "de orilla" eran los canarios provenientes, como su nombre lo indica, del archipiélago africano de Las Canarias. Eran tratados como gentes de segunda categoría y, por haber venido después de la dominación de nuestro país, carecían de los "títulos nobiliarios" obtenidos durante la dominación de América, por tanto, no tenían nada qué heredar, por lo que debían trabajar, lo que permitió a muchos de ellos llegar a la abundancia.Precisamente ese fue el caso de Don Sebastián, quien era un acaudalado comerciante, que por sus "servicios al Rey" había recibido el título de Capitán de Milicias, más honorífico que militar, pero una distinción al fin y al cabo. Esa riqueza le permitió a su hijo caraqueño no poco del disfrute de sus viajes sin preocupaciones económicas, al menos en las primeras etapas de su estancia en Europa.El hecho de ser "blanco de orilla" no permitía abrigar esperanzas a los Miranda sobre el futuro de Francisco en Venezuela. Así, en 1771, partió para España, entrado, irónicamente, por el puerto de Cádiz, donde le esperaba un corresponsal cliente de Don Sebastián quien proveyó los gastos de estadía en España producto de las ganancias netas producidas por la exportación de cacao. En marzo de ese año llegó a la ciudad de Madrid. Durante todo ese tiempo se dedicó a cultivarse, a aprender francés y matemáticas y a recorrer palacios y museos. Pasó más de un año en este proceso de asimilación de la "madre patria" y en noviembre de 1772 hizo su primera solicitud de ingreso al ejército de España, con el título de Coronel y además adquirió el título de Conde de Miranda (al menos pagó el precio). En esa época cambia su nombre de Sebastián Francisco por el de Francisco a secas, pues un hermano menor del mismo nombre, Francisco Antonio, había fallecido en Caracas.

Don Sebastián, desde Caracas, contrató los servicios de un Cronista de la Corte, quien hizo aparecer a los Miranda como descendientes de magníficos guerreros a los cuales debía mucho España. Este impresionante documento, obra de la fantasía del cronista, más ocho mil pesos, obraron el efecto esperado y Francisco obtuvo su adhesión al ejército español como capitán de un batallón del Regimiento de Infantería de la Princesa (7 de diciembre de 1772). Sin embargo el inquieto Capitán Miranda no estaba contento con su pequeño cargo y aprovechó el reclutamiento de oficiales para servir en Melilla, fortaleza española ubicada entre Oran y Ceuta (actuales Argelia y Marruecos), en el norte de África. La fortaleza fue sitiada por los árabes entre el 9 de diciembre de 1774 y el 16 de marzo de 1775. Pese a que vio dura acción al punto que su mosquete (especie de fusil) resultó perforado por tres balas enemigas y salvó milagrosamente la vida, sus superiores no k consideraron digno de mérito especial alguno.Decepcionado, formuló duros comentarios contra la estrategia española, lo cual va a iniciar su eterno pleito contra España. Se dedicó a visitar fortalezas extrajeras y a trabar amistad con oficiales extranjeros, sobre todo ingleses, lo cual le valió en 1777 su encarcelamiento por desacato, en Cádiz. Mientras tanto, el joven militar aprendía a leer a los clásicos latinos y griegos en sus idiomas e iba acrecentando una sólida cultura que será la base de su éxito en Europa.Al año siguiente, 1778, un amigo de Miranda, Juan Manuel de Cagigal file designado Coronel del Regimiento de la Princesa, quien al destacarlo con su amistad, hizo notoria la formación intelectual del joven venezolano dentro del Regimiento. Pero, pronto Cagigal file reemplazado de su cargo y sustituido por el coronel Juan Roca, hombre poco inteligente y envidioso, quien formuló una serie de cargos militares contra Miranda e incluso lo hizo arrestar bajo la acusación de manejar en forma inconveniente los fondos asignados al regimiento (1799). No obstante, al año siguiente sus superiores militares aprobaron las cuentas de Miranda, lo que no le libró de la saña del su creciente número de enemigos españoles.

III.- Independencia de Estados Unidos
En 1780, la guerra de independencia de las trece colonias (Estados Unidos) contra Inglaterra, obliga a España a dejarse arrastrar por Francia, que combatía del lado de los americanos. Miranda se alista como voluntario y llega a Martinica entre unos diez mil soldados españoles, también voluntarios. Esta vez había sido pasado al Regimiento de Aragón y designado edecán de su antiguo amigo, el ahora general Cagigal. Protegidos por la flota francesa llegaron los españoles a La Habana y desde allí partieron hacia Luisiana y Florida, donde vuelve a relucir, como en Melilla, el arrojo y el brillo militar de Miranda en el asalto a Pensacola. Ello le valió el ascenso a Teniente Coronel concedido por su superior el General Cagigal.De regreso a Cuba, siempre bajo las órdenes de Cagigal, Gobernador de la isla, éste decide ayudar un ataque de los estadounidenses contra la Bahamas (New Providence). Sitiada la ciudad, los ingleses se rinden y Miranda es designado para recibir la capitulación y las Bahamas van a parar a manos de España.
Mientras tanto, la saña española de la cual ya nunca se librará, lo califica de pro británico. Y, en verdad, nuestro héroe ya se perfila como un hombre superior, aficionado a la filosofía, a la teoría política a las artes y a las ciencias, por lo que aparecía muy por encima de cualquier otro oficial español. Así, por ejemplo, durante su estadía en Estados Unidos aprovechó para conocer y cultivar la amistad de los hombres más prominentes de la revolución de ese país, Alexander Hamilton, John Knox, Thomas Paine y Thomas Jefferson, con quienes mantendrá correspondencia el resto de su vida.Le espera en Cuba un nuevo incidente con España: un oscuro negocio mezcla de espionaje y tráfico de armas, a favor de la propia España, es tergiversado y denunciado por oficiales españoles de La Habana, contra Cagigal y Miranda, mientras ambos están ausentes, en las Bahamas.Para esa época, el futuro Mariscal de Francia no ha olvidado a su patria y mantiene contacto con los "mantuanos" de Caracas, entre otros con el padre del Libertador, Don Juan Vicente Bolívar, con Martín de Tovar y con el Marqués de Mixares, por quienes se entera de la situación económica de Venezuela en manos de los vascos de la Guipuzcoana (que controlará el monopolio de las exportaciones de Venezuela hasta 1784). Mientras, los espías españoles tratan de capturarlo en La Habana, lo que le obliga a fugarse a Filadelfia (Estados Unidos), con la idea para pedir desde allí un salvo conducto al Rey de España para hacerse presente en Madrid, "aclarar" su situación y demostrar su honestidad. Mientras tanto viaja y estudia y hace contactos con la flor y nata de los liberales de las trece colonias.
No obstante ello, mantiene constante contacto con el embajador de España y envía frecuente correspondencia a la Corte pidiendo ser oído en su propia defensa. Pese a la evidente simpatía que inspiraba al embajador, éste fue advertido desde Madrid que Miranda constantemente vituperaba de España y del régimen colonial (información cierta obtenida por una labor de espionaje contra nuestro personaje, gracias a la cual Madrid estaba al tanto de sus opiniones).
En noviembre de 1784 el futuro Precursor abandona a las trece Colonias y desde Boston viaja a Londres. Llegado allí se comunica con el Embajador de España, siempre insistiendo en su deseo de que se le garantice su defensa en Madrid. El embajador, del Campo, ya sabe la determinación del Conde de Floridablanca, el Primer Ministro del Rey Carlos III, de negar el acceso de Miranda a Madrid para su defensa. Sólo lo quieren preso y encadenado, pues políticamente tiene ideas "peligrosas" contra Carlos III y su imperio. Por el contrario, del Campo envía nuevos chismes de la vinculación de Miranda con personajes ingleses y su trato cotidiano, lo que era realmente cierto. La inocultable admiración por la Gran Bretaña y los británicos y su sistema político interno, había comenzado. Sin embargo, en Londres tropieza con el Coronel norteamericano W. S. Smith, a quien ya conocía desde la guerra de las trece colonias y quien para el momento era Secretario de la Embajada americana en Londres. Con Smith, un espíritu ansioso d cultura como él, deciden un viaje por Europa, esquivando a Francia, en ese momento aliada de España. Visitan Berlín y algunos principados germánicos: Prusia, la cuna del militarismo, donde se da cuenta de lo que supone una verdadera disciplina militar, al presenciar maniobras del ejército prusiano, conoce al brillante general Höllendorf y al francés Lafayette con quien, pese a haber coincidido en la guerra de independencia de Estados Unidos, no había logrado conocer allá.Siempre acompañado de Smith vistan Sajonia donde presencian la batalla de Maxen entre los ejércitos austriaco y prusiano (1759). Luego marchan a Viena la capital musical del mundo de entonces. Allí se hace asiduo de Francisco José Haydn, el mayor músico de su época, y participa con éste en veladas nocturnas interpretando la flauta, cuyo dominio parece le es indiscutible, tocando cuartetos para viento escritos por Haydn, para un selecto grupo de melómanos. Tener acceso a Haydn demuestra que ya Miranda ha solidificado su formación cultural, y ello, unido a su elegancia personal y a proceder de un remoto país del todo desconocido, la abre las puertas de Europa. Durante este período debe valerse de su simpatía y prestigio para obtener pasaportes de países europeos, pues España se los niega.De Austria pasa a las ciudades italianas: Florencia, Venecia y otras ciudades de similar importancia cultural. En Roma descubre la presencia de un grupo de jesuitas que habían sido expulsados por el Rey de las colonias españolas de América (1767) por sus ideas separatistas, peligrosas para el Imperio. No se sabe con certeza si conoció al peruano Vizcardo y Guzmán, pero sí leyó su carta dirigida a los "españoles americanos" opiniones que comulgaban plenamente con el ideario mirandino, y ello refuerza sus convicciones.Posteriormente continúa sus viajes, visita a Grecia y llega hasta Egipto, incorporando cuidadosamente a su inseparable diario opiniones sobre personajes, costumbres, pueblos y, sobre todo, manifestaciones de arte, junto con sus propios criterios de hombre ya definitivamente cultivado. De Egipto se devuelve a Constantinopla y, gracias a cierta picardía, no siendo musulmán, logra penetrar y admirar la antigua y espectacular Basílica de Santa Sofía, convertida ahora en Mezquita y por tanto vedada a los "infieles". Desde Constantinopla pasa a Crimea, donde su destino le lleva a conocer al Príncipe Potemquin, antiguo favorito de la ya casi sexagenaria Emperatriz Catalina II de Rusia. De hecho en Crimea se esperaba la visita de la Emperatriz y el Príncipe se encontraba allí por ello. No obstante la Emperatriz desistió del viaje. El Príncipe Potemqum, cautivado por la fuerte personalidad y cultura de Miranda, le invita a unirse al cortejo que partía de Crimea en busca de la Zarina. En aquella época en la Corte rusa sólo se hablaba en francés, lo que facilitó la comunicación con los altos personeros rusos. En la comitiva estaban además embajadores de Inglaterra, Francia, Austria y el actual favorito de la Emperatriz, Conde Aliexandr Mamonov.Vestido de Coronel español (en efecto lo era) y presentándose como Conde de Miranda, fue presentado a la Zarina Catalina II (la grande) el 25 de febrero de 1787 (según el calendario occidental).En su diario hace constar Miranda cómo mantuvo una larga conversación con Catalina y cuántas preguntas ésta le formuló sobre su lejana patria, sobre España y la tiranía que ésta ejercía sobre aquélla. Pronto el caraqueño fue el centro de la atención de la Corte rusa, sobre todo porque se comentaba su inquebrantable afecto por su patria y su determinación de organizar un ejército para liberarla de España, además de su extensa cultura. España no podía estar ajena al episodio y acusó a Miranda de impostor pues, afirmaba el Embajador de Su Majestad Católica Carlos III, ni era Coronel ni mucho menos Conde español. Lo primero, evidentemente lo era, pues no había sido dado de baja del ejército para poder tratarlo como militar desertor. En cuanto a lo segundo, al parecer se trataba de una verdad a medias. Miranda había cumplido los requisitos, durante su residencia en Madrid, para comprar el título de Conde, pues la Corona española, escasa de recursos vendía los títulos. Al parecer Miranda cumplió estrictamente con el pago correspondiente, pero las autoridades no le otorgaron el condado.Por toda respuesta, la Zarina contestó al Embajador de España que el coronel Miranda era su protegido y, además, le confirió el coronelato del ejército ruso, con el derecho a uso del uniforme correspondiente y pasaporte diplomático de ese país, con obligación a todos los funcionarios rusos en Europa de darle protección como privilegiado ciudadano ruso.La permanencia de Miranda en la Corte de San Petersburgo (Piotrograd), pese a lo amena y cómoda, pero, no obstante los ruegos de la Zarina por considerar imposible la empresa, duró hasta agosto de 1787, cuando provisto de diez mil rublos, dos letras de cambio a su favor contra el gobierno ruso por un mil libras esterlinas cada una, pasaporte y protección rusa, se dirige a Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda y Suiza, siempre proclamando su cometido: la independencia de su patria del yugo español. Para esa época es reo de Estado del Imperio español y es perseguido también por la policía francesa.
E n 1789 se encuentra de nuevo en Londres, donde inicia un intenso asedio a los Ministros de Su Majestad Británica para convencerlos en ayudarlo a independizar a Colombia, a cambio de un comercio de libre mercado exclusivamente a favor de Inglaterra. Económicamente, ello es impecablemente un buen negocio para los británicos, pero las constantes querellas entre las naciones europeas les impiden ver las ventajas que aseguraba Miranda. Para esta época, en su concepto, la patria de Miranda ya no es sólo Venezuela, sino "Colombia": un país que se extiende desde el norte de México hasta el Cabo de Hornos (Argentina y Chile), excluyendo a Brasil, es decir, toda la América de habla castellana.Los ingleses, con su amabilidad característica sólo dan esperanzas al Precursor, y en efecto, una que otra vez se discuten detalles como las características de la expedición que comenzaría por Venezuela. Hasta se discutió el diseño de un uniforme militar especial para una campaña en plena zona tórrida.El 14 de julio 1789 había estallado la Revolución Francesa que derroca a la Monarquía y proclamar la República y los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Automáticamente todas las monarquías de Europa rompen con Francia y se coaligan contra la recientemente creada República. Pese a lo que pudiera pensarse, a Miranda le entusiasma la Revolución, pero permanece en Inglaterra. Al parecer la razón de esta actitud tibia responde a una lógica cartesiana: Francia, rodeada de enemigos no tiene cómo ofrecerle la ayuda que él necesita y, por otro lado, Miranda pensaba que la independencia de Colombia no podía resolverse en una república, sino en una monarquía, porque éramos pueblos habituados al despotismo, y lo que implica una república hubiese terminado en libertinaje y en el caos y posiblemente nuevamente a manos de España, según estuviese el ajedrez de la política europea.
Sin embargo, el continuo juego de los ingleses termina por obstinarlo y en 1792, el 23 de marzo llega a París a ofrecer su espada a la República, a cambio de la ansiada ayuda a Colombia. Francia, sitiada por sus enemigos acepta gustosa el servicio que le ofrece el caraqueño, quien de inmediato simpatiza con los girondinos, a cuyo partido se afilia, colocándose un aro distintivo en la oreja izquierda. ¿Por qué los girondinos? Por que en materia de política exterior los girondinos desean desmantelar el Imperio Español separando a la Metrópolis de la América española.Miranda es acogido en el ejército de la República con el rango de Mariscal de Campo y lo destinan a los ejércitos del Norte (Bélgica y Holanda) bajo el mando del General Dumouriez. Después de escribir su testamento, tal es su resolución de morir por la libertad, marcha al frente norte. Dumouriez, el futuro traidor, recibe al nuevo Mariscal con toda cordialidad y los coloca al mando del ala derecha de los ejércitos. Acá es preciso aclarar que la Revolución, en la práctica, había casi desmantelado al ejército francés, y en ese momento éste se encuentra integrado en su gran mayoría por bisoños voluntarios, sin disciplina militar, ni mucho menos experiencia. Con todo y ello, el sólo fervor revolucionario y la defensa del territorio de la Patria les hace enfrentarse a las grandes monarquías. Por lo que al sector del Mariscal Miranda respecta, enfrenta a uno de los más poderosos y mejor conformados ejércitos del mundo, el archidisciplinado ejército prusiano, al mando del Conde Brunswick. El primer choque importante ocurre en la colina de Valmy (donde hoy existe una escultura de nuestro héroe, hecha por el artista venezolano Eloy González). La victoria es para los franceses. Desde el lado prusiano, la derrota de Valmy hizo decir al gran escritor alemán Wolfgang Göthe, quien se hallaba en el vivac prusiano al lado de Brunswick, que después del fracaso prusiano cualquier cosa podía ocurrir en el mundo de las armas, de Valmy en adelante. La noticia de la victoria francesa hizo a Pétion, Presidente de la Convención Nacional dirigir al suramericano una correspondencia donde dice: "Miranda se ha comportado como un oficial de experiencia y excelente ciudadano que sabe cómo merecer la confianza de los soldados que están bajo su mando" y agrega el propio Pétion: "no se trata tan sólo de asegurar la libertad de Francia sino la del mundo entero. Nunca lucharemos por una causa más grande o más noble. Que le vaya bien. Le abrazaremos después de la victoria". En efecto, la Convención había declarado para siempre la abolición de la Monarquía en Francia el día anterior a Valmy.Entre los jefes militares girondinos Miranda conoce a Brissot a quien comunica sus planes para liberar a Colombia. Este general francés enseguida se entusiasma con ellos. Pero para él es preciso invadir a España para proclamar la república al mismo tiempo que se hace lo mismo con América. Brissot propone el inmediato envío de Miranda a la isla de Santo Domingo (entonces totalmente en manos de Francia), en calidad de Gobernador, allí podría reclutar un gran ejército formados por colonos de las islas francesas y voluntarios norteamericanos. Sin embargo el Mariscal rechaza la idea. El sólo hecho de su presencia en América pondría en guardia a todo el ejército de España. Sería pues, una señal de alarma tanto para Madrid como para Londres que pudiera hacer fracasar una empresa tan grande. Por otro lado, piensa Miranda ¿cómo un caudillo de la libertad va a comenzar su empresa siendo gobernador de una colonia?Entre tanto, la guerra sigue y Francia asciende a Miranda a Teniente General y pasa a comandar una división Se trata ahora de incorporar a Holanda a la Revolución. Ya los franceses han derrotado a los austriacos en Jemappes lo que les abre las puertas de Holanda. Los franceses dividen sus ejércitos en tres alas: izquierda al mando de Valence, centro, al mando de Dumouriez y derecha al mando de Miranda. Antes éste había recibido instrucciones de atacar Mástritch. El 25 de febrero de 1793 ya la ciudad ardía por cinco partes. Sin embargo, el general Valence, que debía apoyar la División Miranda, es sorprendido por los austriacos y desalojado de sus posiciones de apoyo, lo que obligó al venezolano a levantar el sitio so pena de quedar aislado entre enemigos.Las autoridades superiores francesas piden a Dumouriez que regrese a Bélgica y concentre allí todas sus flierzas, mientras que la vanguardia francesa hace retirar a los austriacos hacia Neerwinden. Es preciso ahora atacarlos allí. Dumouriez ataca: el ala izquierda corresponde a Valence y la derecha a Miranda, quien debía tomar la población de Léau. Sin embargo las tropas austriacas logran poner en desbandada a los voluntarios de Miranda, quien sable en mano, trata de hacerlos volver al frente. La desbandada del ala derecha afecta a la izquierda y se pierde la batalla, cuya pérdida, según Dumouriez recae en la derrota del ala derecha (18 de marzo de 1793). La acusación de Dumouriez contra Miranda no se hizo esperar, pues la amistad de ambos se habían distanciado debido a que el francés había propuesto al venezolano avanzar sobre París y restaurar la monarquía y Miranda se había negado rotundamente a ello, manteniéndose al lado de la República.Los comisarios de la Convención Nacional en Bélgica acusaron a Miranda quien fue encarcelado en París en espera de juicio. Mientras Dumouriez se fugó de Francia, lo cual hizo protestar al venezolano ante la evidencia de quién era el traidor. Se dirigió al Tribunal en los términos más enérgicos. Finalmente el juicio tuvo lugar siendo el abogado de Miranda el jurista Cheveau Lagarde, quien más tarde se haría famoso en su defensa de Maria Antonieta. Los testigos fueron inconsistentes y contradictorios y Miranda fue declarado inocente y le fueron regresados sus haberes, salvo su uní-forme militar porque se le declaró cesante. A los pocos días los girondinos fueron desalojados del poder por el partido de los Montañeses (Jacobinos). Ya no era lo mismo para nuestro héroe.Sin embargo, Miranda se había "encariñado" con Francia y decidió residenciarse en París donde se instaló en un lujoso apartamento e hizo trasladar su ya inmensa biblioteca y sus obras de arte. De pronto la policía allanó su apartamento y Miranda debió comparecer de nuevo ante los Tribunales, para ser de nuevo absuelto. Sin saberlo, Miranda tenía un temible enemigo oculto: Maximilien Robespierre, quien era miembro del "Comité de Salud Pública", comité de carácter político el cual ordenó una nueva prisión de Miranda, (época conocida como el Segundo Terror). Esta vez acompañado de los demás jefes girondinos, pues se trata de eliminarlos físicamente, pues los Jacobinos los consideraban, parejamente, traidores a la Revolución. La orden era guillotinarlos y el conocimiento que de nuestro héroe tenía el jacobino Fouquier-Tinville hizo aplazar en varias oportunidades la orden de guillotinarlo. Finalmente, por órdenes de Robespierre, se fijó la fecha para el día 12 de Termidor (según el calendario de la Revolución), 5 decir el 30 de julio de 1794. Desde su celda, Miranda, con pasmosa paciencia, mantenía correspondencia de contenido artístico con el arquitecto Quatreme're de Quincy, quien se hallaba oculto pues era pro monárquico.No obstante, el 9 de Termidor (27 de julio de 1794), los moderados se sublevan y guillotinan a Robespierre y a sus cómplices, terminándose así "el Terror" y salvándose Miranda de la muerte. Sin embargo, aun cuando mucho presos girondinos que quedaban en las cárceles parisinas fueron liberados Miranda permaneció detenido todavía algún tiempo más, hasta el 16 de enero de 1795, cuando, por fin, fue libEn 1797, (año de la conspiración de Gual y España en el litoral venezolano) debe abandonar Francia con motivo de la alianza de ésta con España. Regresa a Londres y su hogar se convierte en un centro de conspiración de los latinoamericanos contra España. Aprovechando que estalla la guerra de Inglaterra contra España, somete a los diversos ministros y funcionarios británicos a una fuerte presión en pro de sus ideales. Sus constantes reuniones con el Primer Ministro William Pitt le hacen el líder natural de los hispanoamericanos, quienes siguen sus instrucciones y se presentan a sí mismos como enviados del General Miranda. Antes ha sido designado "principal agente de las colonias hispanoamericanas" por una Junta de diputados que representan a México, Perú, Chile, Río de La Plata, Nueva Granada y Venezuela. Sin embargo, el Gobierno británico está indeciso, por cuanto lord Grenville, el canciller, no cree en los planes del venezolano.Este, trata de interesar a los prohombres de Estados Unidos, pero todos ellos, incluso Hamilton han enfriado su ánimo por la Revolución de las Colonias Españolas, dado el tiempo transcurrido. Incluso las autoridades británicas ponen restricciones a sus movimientos y no le permiten salir del país, lo que no impide al General mantener asidua correspondencia con Manuel Gual, escapado milagrosamente a Trinidad y donde pronto va a morir envenenado por los espías españoles.En 1799 arriba a Londres el joven chileno Bernardo O'Higgins. Para ese momento Miranda ha elaborado y cambiado infinidad de planes para la invasión, y ha crecido tanto el número de sus seguidores, que para justificar sus reuniones se hacen pasar por masones que fundan la "Logia Lautaro". Se ha especulado que la acción libertadora del General José de San Martín se inspiro en algunos de los planes conspiradores de la "Logia", aún cuando es poco probable que el Libertador argentino conociese a Miranda o fuese miembro de la Logia, como tampoco lo fue Bolívar.Ese 1799 Miranda recibe una correspondencia donde su antiguo jefe Cagigal le comunica que la Corte española ha fallado a su favor y a favor de Miranda, el viejo asunto de La Habana, declarando al venezolano "súbdito fiel de Su Majestad Católica". Se trata, evidentemente, de una maniobra para apresar a Miranda, quien durante todos estos años ha estado constantemente vigilado por espías españoles quienes conocen sus planes. La ingenua trampa fracasa y nuestro héroe permanece en Londres.erado. Al parecer su reclamación monetaria contra el Gobierno republicano por los daños patrimoniales que le ocasionó "el Terror' obtuvo éxito, lo cual le permitió alquilar una habitación lujosamente amoblada. Allí le conoció Napoleón Bonaparte, el futuro emperador, quien opinó sobre nuestro héroe que tenía "fuego sagrado en las venas".
En 1797, (año de la conspiración de Gual y España en el litoral venezolano) debe abandonar Francia con motivo de la alianza de ésta con España. Regresa a Londres y su hogar se convierte en un centro de conspiración de los latinoamericanos contra España. Aprovechando que estalla la guerra de Inglaterra contra España, somete a los diversos ministros y funcionarios británicos a una fuerte presión en pro de sus ideales. Sus constantes reuniones con el Primer Ministro William Pitt le hacen el líder natural de los hispanoamericanos, quienes siguen sus instrucciones y se presentan a sí mismos como enviados del General Miranda. Antes ha sido designado "principal agente de las colonias hispanoamericanas" por una Junta de diputados que representan a México, Perú, Chile, Río de La Plata, Nueva Granada y Venezuela. Sin embargo, el Gobierno británico está indeciso, por cuanto lord Grenville, el canciller, no cree en los planes del venezolano.Este, trata de interesar a los prohombres de Estados Unidos, pero todos ellos, incluso Hamilton han enfriado su ánimo por la Revolución de las Colonias Españolas, dado el tiempo transcurrido. Incluso las autoridades británicas ponen restricciones a sus movimientos y no le permiten salir del país, lo que no impide al General mantener asidua correspondencia con Manuel Gual, escapado milagrosamente a Trinidad y donde pronto va a morir envenenado por los espías españoles.En 1799 arriba a Londres el joven chileno Bernardo O'Higgins. Para ese momento Miranda ha elaborado y cambiado infinidad de planes para la invasión, y ha crecido tanto el número de sus seguidores, que para justificar sus reuniones se hacen pasar por masones que fundan la "Logia Lautaro". Se ha especulado que la acción libertadora del General José de San Martín se inspiro en algunos de los planes conspiradores de la "Logia", aún cuando es poco probable que el Libertador argentino conociese a Miranda o fuese miembro de la Logia, como tampoco lo fue Bolívar.Ese 1799 Miranda recibe una correspondencia donde su antiguo jefe Cagigal le comunica que la Corte española ha fallado a su favor y a favor de Miranda, el viejo asunto de La Habana, declarando al venezolano "súbdito fiel de Su Majestad Católica". Se trata, evidentemente, de una maniobra para apresar a Miranda, quien durante todos estos años ha estado constantemente vigilado por espías españoles quienes conocen sus planes. La ingenua trampa fracasa y nuestro héroe permanece en Londres.
El General Miranda se traslada a Washington, donde trata de interesar al gobierno de ese país en su proyecto, a finales de ese año.En Estados Unidos encuentra viejos amigos cuya amistad ha mantenido a través de correspondencia: el Presidente Jefferson, el Vicepresidente George Clinton el Secretario de Estado Madison. Sin embargo, un ex Senador por New Jersey Jonathan Dayton da cuenta al embajador de España, el Marqués de Casa Yrujo, de las numerosas conversaciones de Miranda, con los altos dignatarios estadounidenses, pero el Embajador no capta el sentido de las reuniones.Miranda, sin importarle los chismes de los españoles, a través de su antiguo compañero de viajes por Europa, Smith, traba amistad con Samuel Odgen, comerciante, consumado liberal. De éste, nuestro héroe obtiene un préstamo de veinte mil dólares para armar y abastecer un barco de ciento ochenta toneladas; el "Leander" y otros dos barcos más pequeños: "Emperor" e "Indostan". Tal es el entusiasmo de Odgen, que dispensó a Miranda de cualquier descalabro económico de la expedición

El 14 de febrero el caraqueño hizo los primeros nombramientos de los oficiales del "Ejército de Colombia" e izó la bandera tricolor a la cual hizo jurar fidelidad a toda la marinería (a pesar de que los doscientos eran todos mercenarios y aventureros). Fue entonces, al zarpar el Leander, cuando el Marqués de Casa Yrujo se dio cuenta de la seriedad de los planes de Miranda y puso en guardia a todas las autoridades Españolas.Cuando, después de muchas peripecias, Miranda arriba a las costas de Puerto Cabello, el Gobernador y Capitán General Guevara Vasconcelos, estaba más que suficientemente enterado y preparado por lo que presentó batalla con una gran superioridad naval, que debió ser esquivada por el Leander y las goletas Bacchus y Bee (que habían reemplazado con desventaja al Emperor y al Indostaní en Jacqmel, Haití, por órdenes de un oficial Inglés llamado Armstrong). Ambas goletas, menos veloces fueron alcanzados por los españoles y apresada la tripulación. Fueron acusados de asesinos, filibusteros y rebeldes. La "clemencia" de Guevara Vasconcelos no se hizo esperar: diez oficiales fueron ahorcados y los demás condenados a diez años de prisión: unos en Puerto Rico y otros en Cartagena.El Leander tomó rumbo a Trinidad, posesión inglesa, pero fue interceptada por una nave británica que los confundió, tal era el aspecto del Leander, con un barco pirata. Por el jefe de la corbeta inglesa llamada Lily, se enteró Miranda de la muerte de su esquivo amigo el ministro Pitt. Ambas embarcaciones siguieron hacia Grenada y Barbados. Aquí conoce Miranda a uno de los más celebres marinos británicos, Lord Coclirane. Enterado de los planes del venezolano y de las beneficiosas consecuencias para Inglaterra de un triunfo de éste, le permitió reclutar marineros en las colonias inglesas y escolta de navíos británicos al Leander: siete naves inglesas al mando del Capitán Campbell, quedan adscritas al Leander.

Ilustración: (1) Tricolor de Miranda de 1800, diseñada para identificar el <>; (2) .Distintivo de la nave de guerra donde ostentaba un gallardete rojo donde se leía: "Muera la tiranía, Viva la libertad"
XV.- La bandera tricolor
El 1° de agosto de 1806 llega Miranda frente a Coro. Un mar encrespado impidió el desembarco que se realizó el día 3. La vanguardia Mirandina (todos oficiales ingleses) ponen en fuga a los españoles quienes dejan un cañón abandonado en la playa coriana. Pronto es dominado el fuerte de La Vela, arriada la bandera española y sustituida por la de Colombia. El general emite una proclama dirigida a los colombianos, que recuerda mucho el pensamiento del jesuita Vizcardo, y llama a las armas a todos los hombres entre 16 y 55 años a respaldar la bandera de Colombia.A todas éstas, los venezolanos no hicieron el menor caso, lo que hizo que Miranda pidiera ayuda a lo ingleses quienes también la negaron. Guevara Vasconcelos avanza con un ejército de cuatro mil realistas hasta Valencia y declara como traidor al Rey a todo aquel que apoye la invasión. Esta carece de filturo y Miranda, una vez más debió abandonar la acción y trasladar al Leander a Grenada.El fracaso del héroe es interpretado por los historiadores de diversa manera: para unos, el antiguo desdén de los grandes cacaos contra un blanco de orilla; para otros lo aventurado de la expedición. Pero la verdad histórica se impone: Miranda quiso dar un ejemplo práctico con su invasión, contando con las equivocadas referencias que muchos latinoamericanos le daban: los americanos sólo esperaban su presencia para alzarse en armas. Por otra parte la verdad militar se imponía, aun Venezuela, una provincia totalmente ignorada por España, contaba con una fuerza capaz de proteger los intereses económicos españoles, especialmente por el cacao, fruto entonces muy apreciado. No tanto como el oro o la plata, pero productivo al fin y al cabo, que era lo que interesaba a la "madre patria".Mas Gran Bretaña también tenía sus propios planes. Poco le interesa al gobierno inglés el libre comercio con un imperio americano irrealizable. Más concreta es la acción directa, y en junio de 1806 ataca al puerto de Buenos Aires, al cual toma por la ineptitud de las autoridades españolas. Sin embargo, los criollos argentinos, sabiendo que es peor depender de Inglaterra que de España, se empeñan en una feroz lucha hasta expulsar a los británicos. Estas noticias llegan tarde a Miranda quien después de un periplo por las colonias inglesas en el Caribe, llega a Londres al 28 Grafton Street, donde le esperan su mujer, Sarah Andrews y sus hijos Leandro, nacido en 1803 y Francisco nacido en 1805. Es el último día de 1807.En 1808, el infatigable caudillo continúa su nutrida correspondencia y nuevos intentos proclaman el ardiente deseo de los americanos por su independencia de España. Aquí aparece una nueva faceta del héroe (en su expedición a Venezuela había llevado la primera máquina de imprenta), quien finida en Londres "El Colombiano" cuyos primeros cinco números comienzan a circular en 1810.

Ilustración: Tricolor Venezolana, Bandera Madre (12 de marzo de 1.806) izada en tierra firme venezolana por primera vez el 4 de agosto de 1.806 en el Fortín de San Pedro en La Vela de Coro.
XVI.- El 19 de abril de 1810
En Venezuela, como en el resto de América Latina el poder español, cada vez más ficticio y alejado de nuestra realidad, produce como efecto natural de que los criollos, los dueños del poder económico aspiren al poder político. Ya Haití se había separado de Francia, pero de una manera diferente, en 1801. En Venezuela estalla la Revolución el 19 de abril de 1810, con el pretexto de que el Rey de España se había sometido a Napoleón y abdicado en Bayonne, a favor del hermano del Emperador, José. Los criollos venezolanos enmascaran la independencia con la constitución de una "Junta Conservadora de los Derechos de Femando VII", para movilizar a los más tímidos. Como reguero de pólvora siguen otros movimientos en capitales y ciudades importantes de nuestra América, pues la idea era la misma en todos: los criollos al poder. Caracas envía a los hermanos neogranadinos como su emisario, al sacerdote chileno Cortés de Madariaga, a Estados Unidos a Juan Vicente Bolívar, Telésforo Orca y a José Rafael Revenga. A Londres envía a Simón Bolívar, Luis López Méndez y a Andrés Bello. Este último grupo no lleva instrucciones expresas de comunicarse con Miranda, aunque éste ya ha sido enterado del movimiento por el Marqués del Toro. Estando en Londres, Bolívar toma de su cuenta esa iniciativa. ¡Cuán conmovedor debió resultar el encuentro de los tres más ilustres caraqueños de todos los tiempos: Miranda, de la generación precedente y Bolívar y Bello de la generación ascendente!

Ilustración: Acontecimientos del 19 de abril de 1.810, cuadro interpretativo de Arturo Michelena
XVII.- ¡Al fin Venezuela!
El precursor inicia la labor de contactar a los bisoños embajadores venezolanos con toda persona políticamente importante hay en Londres, sin olvidar las caminatas culturales a museos, bibliotecas, los grandes centros de cultura británicos. Bolívar, cumplida su misión, regresa a Venezuela a mediados de septiembre, Pero Miranda es impedido de salir por el gobierno inglés, y sólo lo logra, valiéndose de subterfugios y amigos, el 10 de octubre.Es recibido en La Guaira por el propio Bolívar, designado a ese propósito por el Secretario de la Junta de Gobierno, Juan Germán Roscio. La familia Bolívar le presta alojamiento en su casa. Pero al parecer pocas cosas han cambiado en esta ciudad. Los mantuanos siguen viendo de reojo al ahora cargado de gloria Mariscal de la República Francesa. Roscio, apenas oculta su desconfianza por sexagenario héroe, ya demasiado cansado para continuar luchando contra la tremenda duda que le rodea y que él trata de obviar por el bien supremo de Venezuela.Sin embargo, se convierte en el más ferviente animador de la declaratoria de la Independencia, pero es tal la inquina de los criollos que apenas el gran amigo de Jefferson, Hamilton, Knox, el filósofo Bentham, el músico Haydn, el Teniente General de la República Francesa logra la diputación por el diminuto pueblo de El Pao de Barcelona y así firma el Acta de Declaración de la Independencia de las siéte provincias de Venezuela, el 5 de julio de 1811. El poder ejecutivo está integrado por tres criollos, nadie recuerda que él, más que nadie, merece presidir ese triunvirato. Apenas se le comisiona para algo que ya ha hecho: diseñar la bandera nacional que será hasta hoy la misma de tres repúblicas bolivarianas, con ligeras variantes.El clero criollo apenas lo soporta porque le endilgan el calificativo de masón (el aro girondino, que aún conserva como recuerdo de una de sus mayores glorias, es mal interpretado como símbolo masónico) o el de libre pensador y ateo. Los grandes cacaos le envidian descaradamente, Roscio, por ejemplo, le mira con sospecha, desagrado, odio (y, acaso, envidia), salvo la familia Bolívar, Cortés de Madariaga, Francisco Antonio (Coto) Paúl y otras figuras de más luces dentro de la Sociedad Patriótica tratan de entender al anciano general. Pero, sobre todo molesta, su acento marcadamente francés, pues ya para esa época el héroe, a fuerza de hablar cotidianamente ese idioma y el inglés, piensa en ellos para después "traducir" al castellano. En una palabra: ¡se le considera un extranjero entrometido! Sin embargo, el pretendido extranjero hace traer del exterior su mayor tesoro: sus baúles cargados de correspondencia, mapas, proyectos de Constituciones y leyes y hasta un método para optimizar la siembra del cacao.El "bochinche" no se hace esperar: continuos alzamientos armados han de ser atendidos: canarios, criollos, pardos y blancos realistas, todos bajo el pretexto de que el pobre Rey de España ha sido desplazado y sometido a la Francia Imperial. A seis días de la independencia los canarios se alzan a nombre del Rey y de la Santa Inquisición contra los "traidores" en la propia Caracas, en la sabana del Teque (hoy La Pastora). Afortunadamente se trataba de gente sin apoyo y en pequeños grupos que eran rápidamente reducidos. El peligro real estaba en Valencia y en la propia Caracas, además de que Coro, Maracaibo y Guayana no pertenecían a las "Provincias Unidas de Venezuela" y no se adhirieron a ellas. Sin embargo, el movimiento atrajo a un grupo de extranjeros que traían nuevas ideas al país y comenzaron a llegar a finales de 1811.

Ilustración: Firma del acta de la independencia de Martín Tovar y Tovar, colección Concejo Municipal
XVIII.- La Capitulación de San Mateo
A comienzos del fatídico 1812, en febrero ocurre el alzamiento en Coro de Domingo Monteverde, quien rápidamente ataca y el 23 de marzo es recibido como un héroe en Carora. Tres días más tarde, ocurre un terremoto que afecta precisamente a las principales ciudades de las Provincias Unidas: Caracas, Mérida, Trujillo, Puerto Cabello, Barquisimeto, San Carlos y San Felipe. Por mera coincidencia el terremoto ocurre en día Jueves Santo, (Jueves Santo había sido el 19 de abril de 1810). El Clero pro-realista, encabezado por Narciso Colí y Pratts anuncia "Jueves Santo la hicieron, Jueves Santo la pagaron", atribuyendo el terremoto a la Justicia divina como castigo por la separación de España (solamente Coro quedó indemne). Los realistas ocultos aprovecharon el hecho natural para iniciar sus movimientos armados. Muchos patriotas habían muerto en las regiones afectadas y la superstición hizo que anteriores patriotas abrazaran la causa del Rey de España.El Congreso designó al Marqués Fernando Rodríguez del Toro, para enfrentar a Monteverde, pero el jefe venezolano pronto demostró su incapacidad militar y fue derrotado por lo cual, a pesar 'de todo, debieron acudir al experimentado Miranda. Ante el avance de Monteverde, los patriotas de Valencia abandonaron la ciudad a la cual entró Monteverde como un salvador. Militarmente se trataba entonces de sitiar a la ciudad plaza muy importante porque abría la ruta hacia Puerto Cabello, el bastión patriota.En el ánimo de oficial europeo de Miranda no estaba tomar la ciudad directamente por la fuerza y por ello dirigió una proclama a los valencianos para que ellos mismo expulsaran a Monteverde. Imbuido de los códigos de honor militar de ejércitos como los de Francia, Austria, Prusia o Inglaterra, el anciano General llamó a consulta a quienes le enviaron contra Valencia. El Presidente Francisco Espejo envió a Maracay, como su representante nada menos que a Juan Germán Roscio, enemigo velado de Miranda. Mientras tanto, se otorgó a éste el carácter de Dictador y Generalísimo de los ejércitos republicanos, quien como tal fijó el centro de operaciones en La Victoria, acceso obligatorio hacia Caracas.Mientras tanto la anarquía cundía. En Curiepe un alzamiento de esclavos atacaba por igual a patriotas y a realistas, con la mayor saña, destrucción, violaciones rapiña. Para colmo, la plaza de Puerto Cabello, la más importante de la República se pasó a los realistas aprovechando la ausencia de su comandante, el Coronel Simón Bolívar (30 de junio de 1812) y la traición de su segundo al mando, el canario Francisco Fernández Vinoni. Los realistas ocuparon Choroní y Ocumare de la Costa. Al saber Miranda la caída de Puerto Cabello comentó textualmente "Tenez: Le Vénézuéla est blesé au coeur" (Miren ustedes: Venezuela ha sido herida en el corazón).Mientras el país se había anarquizado por completo, el 12 de julio se reúnen en La Victoria Miranda y el Ejecutivo: Espejo, Roscio, José de Sata y Bussy, Ministro de Guerra, el Ministro de Hacienda, el traidor Marqués de Casa León y el Ministro de Justicia "Coto" Paúl, para evaluar la situación. Dadas las extremadamente difíciles condiciones del país Miranda propuso solicitar un tregua a Monteverde y todos los presentes aceptaron expresamente.La respuesta de Monteverde no se hizo esperar, ni podía sorprender a nadie: estaba dispuesto a la tregua, pero sus tropas seguirían avanzando. Semejante concepto de tregua fue rechazado por Miranda, quien contra-propuso un armisticio respaldado por árbitros ingleses (ya en camino) y comisionó a José de Sata y Bussy y a Manuel Aldao para hablar directamente con el canario. La propuesta mirandina contenía la libertad de todos los presos militares de ambos bandos, y el respeto a sus familias y propiedades; los ejércitos no se moverían de sus posiciones, pero los civiles podían trasladarse de un lado a otro dentro o filera del país en un lapso de tres meses a contar desde la fecha del armisticio. Margarita quedaría fuera de la capitulación para que los patriotas que lo deseasen se instalasen en ella. Salvo por el arbitraje inglés que quedó pendiente, Monteverde aceptó las condiciones de Miranda.El campo patriota quedaba minado por una serie de dudas: la preferencia de Miranda por oficiales europeos, (existía, por ejemplo, un cuerpo exclusivamente integrado por franceses bajo las órdenes del coronel republicano J. Du Caylá) obviamente mejor preparados. A pesar de que el ejército patriota era teóricamente mayor en número, los realistas crecían en número día a día; el país había quedado envuelto en anarquía; muchos oficiales patriotas estaban convencidos de la derrota, sólo los más jóvenes eran partidarios de seguir la lucha después del armisticio. Por último Miranda debió percibir el ambiente de desdén, odio, intriga, envidia que le rodeaba, aun entre los miembros de la Junta Suprema.Aceptada la capitulación de San Mateo, por el Ejecutivo venezolano, Miranda abandonó su cuartel general y se dirigió a Caracas, el 26 de julio. Como era normal en Europa, solicitó de Casa león, Ministro de Hacienda el pago de sus servicios, los cuales en definitiva no fueron cobrados, al menos en su totalidad. A través de su edecán, Carlos Soublette, escribió al teniente francés Pierre Antoine Leleux (cuya paternidad se atribuía, falsamente, al Generalísimo, tanto así, que Leleux permaneció al lado de Bolívar y siguió la causa patriota varios años) para que pusiera a buen recaudo sus más preciados tesoros: sus baúles cargados de libros, cartas, mapas, proyectos, en un barco británico que saldría de La Guaira (el Watson). Sus planes inmediatos eran la búsqueda de la protección inglesa para la nueva república y la compra de armamentos y municiones.Sin embargo, el 29 de julio llegó a La Guaira del bergantín de la Armada Británica "Sapphire", a enterarse de los términos de la capitulación. Sin embargo, como era de esperarse, Monteverde, marino trocado en bodeguero, carecía del concepto del honor militar, no había respetado la capitulación y avanzaba sobre Caracas y La Guaira. Leleux embarcó los célebres baúles del General (que las malas lenguas decían contenían dinero) con destino a Curazao a la Casa Robertson & Belt. También depositó al capitán del bergantin veintidós mil Pesos propiedad del General.Los jefes patriotas, fileron llegando a la Guaira, con la misma idea, retirarse estratégicamente del país. Entre ellos, Bolívar, Gregor Mac Gregor, y José Antepara.

XIX.- ¡Bochinche!
Pese al consejo del Capitán del Sapphire en el sentido de que Miranda durmiera en el barco, éste prefirió dormir en el puerto. Mientras dormía, Manuel Maria Casas, Gobernador militar patriota" del puerto y Miguel Peña, Gobernador Civil instigaron a los jóvenes venezolanos a entregar a Miranda, quien no era más que un traidor y que era preciso apresarlo. Así los jóvenes Bolívar, Juan Paz del Castillo, Antepara, Tomás Montilla, Miguel Carabaño y otros irrumpieron en la habitación donde el Generalísimo dormía y le conminaron a que se entregara porque era un traidor. En buen castellano el anciano general replicó "bochinche, bochinche, esta gente no sabe hacer sino bochinche".Los complotados lo entregaron a Casas. Esa misma mañana, 31 de julio Casas ordenó arriar la bandera patriota y sustituirla por la española. Recibió órdenes del victorioso canario de no permitir la salida de ningún patriota. Sin embargo, al parecer Monteverde consideró un favor la "entrega" del "Tirano" por lo que permitió a Bolívar salir del país.Afortunadamente, los archivos ingleses guardan el inventario de los baúles marcados en bronce "FM", que Leleux había enviado desde La Guaira y habían llegado a Curazao consignados a Robertson & Co. y que desmienten la suspicacia criolla.
Miranda en la CarracaArturo Michelena
A principios de 1813 Miranda file trasladado a Puerto Cabello y poco después a Puerto Rico. De allí pasó en enero de 1814 a la fortaleza de "La Carraca" en Cádiz (Cádiz de nuevo) donde murió ¡otra coincidencia! un 14 de julio (día del comienzo de la Revolución Francesa) pero en 1816.Sobre sus restos mortales se tejieron innumerables versiones. Finalmente una comisión venezolana notó en el calabozo de La Carraca un cierto descuadre de las lozas del piso. Removidas éstas, se encontraron un cajón que contenía los restos de un personaje, que el gobierno venezolano sospechó podían ser los restos mortales del Generalísimo. Se les colocó en una pieza funeraria con la bandera que el mismo Generalísimo diseñara y se especificó que se esperaba que la ciencia algún día determinara si eran efectivamente los de Miranda. Ese día llegó con la prueba del ADN (ácido desoxirribonucleico, presente en la sangre de todos los seres humanos y que, como las huellas dactilares son diferentes en cada quién). Las pruebas tomadas de los restos de los padres de Miranda que reposan en el cementerio de la Iglesia de San Francisco de Caracas y de su hijo Léandre (en el cementerio de Pe're Lachaise en Paris) han demostrado medianté la aludida prueba que la mayoría de las muestras óseas sometidas a examen en el Hospital Universitario de Lyon (Francia), pertenecen indudablemente al Generalísimo, por lo cual, gracias a la ciencia, uno de sus grandes amores, podrán trasladarse a su Caracas natal los restos del Precursor de la Independencia y de la Integración Latinoamericana para ser enterrado, quizás en un monumento distinto del Panteón Nacional, donde estaría muy acompañado, de personajes históricos de menores méritos para estar allí, sino en un monumento funerario donde sólo estuviera con Bolívar, el Libertador, y con los restos o los cenotafios del Mariscal Sucre, de Bello, de Simón Rodríguez , Rafael Urdaneta y el Dr. José María Vargas.